El reciente anuncio del presidente Gustavo Petro sobre la compra de cosechas de coca en el corregimiento de El Plateado y el cañón del Micay, en el departamento del Cauca, ha generado una ola de preguntas y expectativas en otras regiones afectadas por el narcotráfico, como Nariño. Este departamento, uno de los más golpeados por la presencia y expansión de cultivos ilícitos, se encuentra a la espera de saber si esta medida también se implementará en su territorio.
El presidente destacó que la compra de la coca es parte de una estrategia para recuperar zonas controladas por la delincuencia y promover una transición hacia economías lícitas. Sin embargo, el anuncio ha sido recibido con escepticismo en diversos sectores, especialmente porque aún no se han aclarado detalles cruciales sobre la implementación de esta propuesta, como el presupuesto destinado para la compra de la coca, los precios que se pagarán a los campesinos y cómo se articulará esta iniciativa con los esfuerzos actuales para erradicar los cultivos ilícitos.
Nariño: El epicentro del cultivo de coca
Según el último informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI), Nariño es uno de los departamentos con mayor área sembrada de coca, superando las 30.000 hectáreas. A pesar de los esfuerzos de erradicación y de sustitución de cultivos, Nariño sigue siendo un enclave clave en la producción de cocaína en Colombia, lo que lo convierte en un territorio donde una medida como la anunciada en el Cauca podría tener un impacto significativo.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿por qué limitar la compra de cosechas a una región específica cuando Nariño, con mayores áreas sembradas, también necesita un enfoque similar? El gobierno aún no ha dado indicios claros sobre si esta medida se ampliará a otros departamentos como Nariño, lo que ha generado críticas y preocupaciones entre los campesinos que dependen de los cultivos de coca para su subsistencia.
Cuestionamientos sobre la viabilidad económica de la propuesta
Uno de los puntos más críticos del anuncio es la falta de claridad sobre la cuantificación del presupuesto destinado para la compra de coca. No se ha especificado cuánto dinero se destinará a esta iniciativa ni a qué precio se comprará la cosecha. Además, se desconoce cómo se garantizará que esta compra temporal no perpetúe la dependencia de los campesinos de la coca, en lugar de promover de manera efectiva una transición hacia economías lícitas y sostenibles.
Si bien el presidente Petro ha enfatizado que esta medida será un paso temporal mientras aparecen alternativas legales, la experiencia de otras políticas similares en el pasado ha demostrado que, sin un plan integral que incluya créditos, asistencia técnica y mercados para productos alternativos, la simple compra de la coca podría no ser suficiente para transformar las economías locales.
¿Política estructural o discurso temporal?
La preocupación mayor radica en si esta propuesta es realmente viable o si se quedará en el ámbito de los discursos. Organizaciones sociales y expertos en desarrollo rural han señalado que, sin un plan financiero claro y un cronograma de ejecución, la compra de coca podría terminar siendo una medida aislada, incapaz de ofrecer soluciones a largo plazo.
Además, se requiere un esfuerzo interinstitucional para que las comunidades puedan acceder a créditos y asistencia técnica que les permitan desarrollar proyectos productivos viables. La ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, ya ha resaltado la importancia de proyectos productivos sostenibles en regiones como Nariño, pero la puesta en marcha de estas iniciativas ha sido lenta y muchas comunidades aún no han visto resultados concretos.
El futuro de Nariño en la estrategia antidrogas
Si el gobierno decide extender la compra de coca a Nariño, será crucial que esta medida se implemente dentro de un marco más amplio de desarrollo rural y sustitución de cultivos. De lo contrario, existe el riesgo de que los campesinos continúen dependiendo de los cultivos ilícitos y de que los problemas estructurales que afectan al departamento persistan.
Mientras tanto, los nariñenses siguen a la expectativa de si el gobierno responderá a sus necesidades con acciones concretas o si la compra de coca quedará limitada al Cauca, dejando al departamento más afectado por los cultivos ilícitos al margen de esta estrategia innovadora.