Hernando Montenegro, líder comunitario de Pupiales, ha lanzado una alarmante advertencia sobre la situación crítica que enfrenta el Parque Natural Regional Páramo de Paja Blanca, un ecosistema clave para la región sur de Nariño. En una declaración acompañada por una impactante imagen del páramo, Montenegro denunció cómo este antes hermoso bosque de frailejones y fuentes de agua ha sido convertido en un desierto por actividades humanas como la tala, el carbón y la siembra de papa.
Montenegro expresó su preocupación no solo por la pérdida del ecosistema, sino también por la aparente indiferencia de quienes lo están destruyendo. “Tal vez más adelante muchos de nosotros migraremos a otros lados con mejores condiciones, pero demasiados de los destructores del ecosistema no pueden ni quieren salir. Parece que no tuvieran hijos o nietos, porque no les importa nada qué va a ser de esas generaciones futuras”, afirmó.
Un ecosistema en peligro
El Páramo de Paja Blanca, también conocido como Chiltalzón, que en lengua indígena significa “Cerro lleno de Agua”, cubre 3.107 hectáreas y es fuente de vida para la región. De este ecosistema nacen 13 microcuencas y abundantes fuentes hídricas que abastecen a 36 acueductos veredales y seis cabeceras municipales en siete municipios del área de influencia: Pupiales, Gualmatán, Guachucal, Sapuyes, El Contadero, Iles y Ospina.
Además de ser un reservorio hídrico, el páramo alberga una rica biodiversidad, incluyendo 15 especies de mamíferos como el cusumbo, erizo y lobo colorado; 11 especies de ranas y reptiles; y 111 especies de aves, entre ellas el Tucán o Paletón Pechigris, una especie amenazada. En cuanto a flora, se registran 231 especies de plantas, de las cuales 154 son usadas por las comunidades locales para medicina y alimentación. Sin embargo, esta diversidad está en grave riesgo debido a la explotación intensiva de los recursos naturales.
Un llamado urgente a la acción
El páramo fue declarado Parque Natural Regional en 2015, con el objetivo de proteger, cuidar y conservar sus ecosistemas. Sin embargo, la falta de control sobre actividades como la tala, el uso de leña para carbón y la agricultura extensiva ha acelerado su deterioro. Hernando Montenegro hace un llamado a las comunidades y autoridades para que actúen antes de que sea demasiado tarde: “Si ustedes se preguntan qué ha pasado con el agua, los invito a mirar esta foto. Esto ERA un hermoso bosque de páramo y frailejones, hoy convertido en miles de hectáreas de DESIERTO”.
El impacto para la región
La degradación del páramo no solo pone en riesgo la biodiversidad y el equilibrio ambiental, sino también el acceso al agua para miles de habitantes que dependen de las fuentes hídricas que nacen allí. Este ecosistema es vital para la regulación del agua en la región y su pérdida podría agravar los problemas de abastecimiento en los municipios cercanos.
El Páramo de Paja Blanca también forma parte del complejo de páramos suroccidentales del departamento de Nariño, junto a Azufral, Gualcalá, Chiles, Cumbal y Quitasol. Su conservación es crucial no solo para las comunidades locales, sino para el equilibrio ambiental de toda la región.
¿Qué se puede hacer?
Montenegro insta a las autoridades locales y regionales a reforzar las medidas de protección del páramo y a trabajar junto a las comunidades para desarrollar prácticas sostenibles que permitan un uso responsable de los recursos naturales. También enfatizó la necesidad de sensibilizar a los habitantes sobre la importancia de este ecosistema para las generaciones futuras.
La pérdida de los páramos no es solo un problema ambiental, sino también social y económico, que afecta directamente a las comunidades que dependen de ellos para su sustento. La defensa del Páramo de Paja Blanca es, en palabras de Hernando Montenegro, una tarea que debe unir a todos en la región para garantizar su preservación.