Es paradójico, pero en un país como Colombia el consumo de café sigue siendo aún muy bajo. Es cierto que es una bebida popular en el país, pero la mayoría beben una infusión de regular calidad, producto de una poderosa tradición familiar. Esa presentación de un producto manejado artesanalmente y con mínimos estándares, además de llevar azúcar (o panela) y/o leche, tiene gran riesgo de causar algunas disfunciones o alteraciones orgánicas.
Pero así mismo en tantos casos, donde la osmolaridad de la infusión es muy baja (café muy diluido), podría ser una bebida inocua (contenido de cafeína de 20 a 40 mg por taza, similar a una taza de té), con mínimas trazas de nutrientes. Es algo así como un “placebo” alimenticio, una pequeña mentira que se acompaña de pan o arepa para justificar un desayuno o un refrigerio. Algo típico y frecuente en sectores más populares y vulnerables.
En Colombia se consumen cerca de 80 mil toneladas al año de café, que “per cápita” representan apenas unos 1,4 Kg/año (similar al promedio mundial), mientras que un país como Finlandia el consumo llega a unos 12 Kg/año/persona. En Suiza unos 10 Kg /persona, en Italia y España unos 4,5 Kg per cápita. En Latinoamérica sobresalen Brasil con un consumo per cápita de 5 Kg y México, con algo más de 2 Kg/año/persona.
Por nuestras múltiples revisiones e investigaciones hemos demostrado que el café producido con altos estándares, es un alimento genuino y saludable. Nos respaldan miles de estudios realizados durante más de 30 años por grandes instituciones académicas como la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, la Clínica Mayo, la Organización Mundial de la Salud OMS, los CDC (Centros para Control y Prevención de enfermedades), la Asociación Americana del Corazón (AHA), la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS) y prestigiosas publicaciones como la revista “Nature”.
Ante semejante carga científica a favor del consumo de esta bebida, la Administración de Alimentos y Medicamentos, FDA (por su sigla en inglés) de Estados Unidos, ha aceptado públicamente que el café si es un alimento y por demás, saludable. Un mensaje contundente a favor de la bebida más trascendente e influyente del mundo. Pero la referencia es a un café sin aditivos.
Lamentablemente el principal obstáculo de su consumo sin restricciones, son la mayoría de colegas médicos (aunque hay buenas excepciones) que en múltiples circunstancias lo vetan o lo prohíben de forma equivocada entre sus pacientes o interlocutores. En la Web circulan recomendaciones absurdas de profesionales de la salud (empíricos en el campo) con pobre información y baja evidencia científica.
Peyorativamente lo incluyen dentro de la gama de las cuestionadas “bebidas oscuras”, creando una barrera más grande para su consumo. Poco o nada mencionan por ejemplo el daño grave que pueden hacer el agregar azúcar (o panela en Colombia) y la misma leche entera cuya combinación puede desencadenar serias dificultades digestivas, incluyendo su contenido graso.
Aunque las instituciones más prestigiosas del mundo de la salud tienen una visión completamente distinta, no se puede negar que la bebida de café está aún estigmatizada; un desafío que debemos asumir para controvertir una especie de leyenda urbana, en buena medida sostenida por profesionales. La mayoría la beben pero con ciertas reservas, lo cual objetivamente es un absurdo.
El café genuino y saludable, debe ser eso, solo café como bebida que puede contener entre 80 y 100 mg de cafeína, además de las más de mil sustancias favorables, aunque presentes en pequeñas cantidades. Pero debe ser producto final obtenido bajo un proceso con máximos estándares de manera que se cuiden sus características, se potencialicen sus propiedades organolépticas y se evite su degradación.
De allí que la obra “El poder del café“, valor saludable, con alto contenido de “cafeína para el alma”;a punto de publicarse se convertirá, en este campo en guía esencial y obligatoria a recomendar en la población general. Está realizada por siete expertos y científicos con la mejor experiencia y evidencia científica. Un libro que además puede ser la mejor obra de “Anatomía del café” ligada al bienestar humano, una simbiosis entre su poderosa energía, la buena nutrición y el cuidado de la salud.
Apostilla: “El café, según las mujeres de Dinamarca, es al cuerpo lo que la Palabra del Señor es al alma” -Isak Dinesen. (Café para el alma).