En la segunda vuelta de la elección presidencial del 2018, Gustavo Petro sacó en Nariño 366.673 votos y en Pasto 115.459 votos. De forma contundente Petro ganó al presidente Duque en el departamento y en su capital. El movimiento de la Colombia Humana en la región tuvo su protagonismo, se organizó y lideró múltiples acciones a favor de su candidato.
Ahora bien, para las próximas elecciones locales y regionales el movimiento definió dos candidatos, respectivamente, que entraron a hacer parte de una convergencia más amplia.
Para la alcaldía de Pasto, el candidato de la convergencia alternativa se definió por una encuesta en donde resultó ganadora la representante del Partido Verde, Socorro Basante. En esta, la candidata de la Colombia Humana, Toña Velasco, perdió.
Para la gobernación de Nariño, mediante una encuesta el candidato de la Colombia Humana, Carlos Santacruz, le ganó al líder del Polo Democrático, Fabio Trujillo.
El sin sabor de una victoria y una derrota genera varios interrogantes, que parecen llegar a un punto de acuerdo. La figura nacional de Gustavo Petro es capaz de mover ciudadanos y ciudadanas para definir su espacio político presidencial. Pero para las elecciones de octubre los intereses son otros, y el respaldo popular no alcanzó a superar la barrera de junio del año pasado.
En Nariño y especialmente en Pasto, así como la ola verde, la Colombia Humana fue la máxima manifestación de rebeldía, inconformismo y construcción de un proyecto alternativo para el país. Sin embargo, no alcanzó a proyectar liderazgos nuevos, modernos, renovados y diferentes para la región y ciudad.