La variante Timbío-El Estanquillo, otra víctima de la inestabilidad en el Ministerio de Transporte

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La renuncia de María Constanza García como ministra de Transporte, apenas seis meses después de asumir el cargo, evidencia una preocupante falta de estabilidad en el gabinete del presidente Gustavo Petro. Este cambio no solo refleja los retos internos del gobierno, sino que también afecta gravemente la concreción de proyectos clave, como la variante Timbío-El Estanquillo, fundamental para la conectividad del suroccidente colombiano.

Un proyecto estancado

La variante Timbío-El Estanquillo, que busca mejorar la movilidad entre Nariño y Cauca, continúa en fase de estudios preliminares en borrador, sin avances concretos. La salida de la ministra García implica un retroceso significativo en la gestión de este proyecto, dejando en evidencia la falta de compromiso gubernamental con las promesas hechas durante la campaña.

La inestabilidad en la cartera de Transporte ha sido una constante en el actual gobierno. En poco más de un año y medio, el Ministerio ha visto múltiples titulares, lo que genera incertidumbre en la continuidad de políticas públicas y proyectos de infraestructura estratégicos. Sin estabilidad, cualquier avance en estudios técnicos, gestión de recursos o concertación con comunidades corre el riesgo de quedar en el limbo.

El impacto en Nariño

La región de Nariño, históricamente marginada en términos de inversión y desarrollo, vuelve a ser víctima de la falta de acción gubernamental. La variante Timbío-El Estanquillo, crucial para la integración regional y el fortalecimiento de la economía local, ha sido relegada a un segundo plano, mientras los compromisos asumidos con esta región parecen desdibujarse.

La falta de avances concretos no solo perjudica a los habitantes de Nariño, sino que también socava la confianza de las comunidades en un gobierno que llegó al poder con la promesa de priorizar las regiones más vulnerables.

Un llamado a la estabilidad y el compromiso

Para que proyectos como la variante Timbío-El Estanquillo puedan convertirse en una realidad, se requiere algo más que buenas intenciones: estabilidad en el liderazgo del Ministerio de Transporte y una clara hoja de ruta que garantice la ejecución. Sin continuidad en la gestión, los estudios técnicos quedan relegados y la asignación de recursos se convierte en una promesa vacía.

El gobierno de Gustavo Petro está en un punto crítico. A mitad de su mandato, debe demostrar que es capaz de cumplir sus compromisos y priorizar obras que transformen la vida de los colombianos. La variante Timbío-El Estanquillo no puede seguir siendo una asignatura pendiente; es hora de que pase del papel a la acción.

La estabilidad en el gabinete y el compromiso con las regiones son esenciales para que las promesas de campaña no se queden en el olvido. Nariño no puede seguir esperando.

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