Vimos con alguna sorpresa la vandalización de la que fue víctima la propiedad pública del municipio de Pasto mediante la destrucción por parte de algunos desadaptados de los parqueaderos cubiertos instalados en diferentes puntos de la ciudad, concretamente el ubicado en la carera 27 con 16.
No bien se entregaron a la comunidad, fueron apedreados, rotos, cubiertos de mensajes y hasta desvalijados. Nada justifica un proceder que atenta contra el bienestar ciudadano y el bien público, pues es un acto contra todos y que perjudica a una población que diariamente utiliza el servicio de transporte público. Con parqueaderos cubiertos se puede resguardar de las inclemencias climáticas y de los crudos inviernos que por estos días nos azotan.
No entendemos las razones por las cuales se pueda proceder de esta manera. Si es para protestar contra la administración municipal, no es el proceder correcto y acertado, pues lo que se logra es perjudicar a cientos de usuarios pertenecientes a estratos bajos de nuestra ciudad. Pero si se trata de llamar la atención, lo único que se consigue es el repudio general.
Deben existir causas sicológicas o sociológicas que nos permita entender el actuar de estos vándalos que a través de nuestra historia destruyen todo cuanto signifique progreso o desarrollo en nuestra ciudad. Ayer fueron las cabinas telefónicas, las bancas de los parques, los juegos infantiles o los implementos de recreación y práctica de ejercicio o deporte. Nada escapa a su equivocada forma de proceder.
Nuestras leyes deben ser más estrictas en casos como este, pues se trata de una forma de esquilmar el erario o de corrupción, ya que obliga a nuevos gastos en el intento de recuperar lo destruido . Un gasto que sale de nuestros bolsillos y del pago de nuestros impuestos, impidiendo nuevas obras de ornato o desarrollo que genere bienestar.
Por lo menos se debería, utilizando la tecnología moderna de cámaras, proceder a judicializar severamente a quienes destruyen el bien público. Y obligar a su recuperación mediante sus propios recursos.
En el caso que nos ocupa y que significa un gran aporte de nuestra administración municipal y de AVANTE nos corresponde unirnos a su sensato llamado de proteger los PARQUEADEROS CUBIERTOS, que además de ornato se constituyen en hechos de dignidad para nuestra gente.
Asi suene necio e insensato, formulamos un llamado a estos vándalos para que cesen en su proceder torpe y demencial. Y a la comunidad para que hagamos un frente común de protección a nuestros bienes públicos.