Variante Timbío-El Estanquillo: inestabilidad ministerial y sin gestión de recursos.

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El proyecto de la variante Timbío-El Estanquillo, clave para el desarrollo vial del suroccidente colombiano, sigue atrapado en el limbo administrativo y fiscal. La renuncia de María Constanza García como ministra de Transporte, tras solo seis meses en el cargo, no solo marca la salida de la tercera titular de esta cartera en el gobierno Petro, sino también un retroceso significativo para las expectativas de conectividad en Nariño y Cauca.

Sin avances en la solicitud de cupo APP

El representante a la Cámara por Nariño, Juan Daniel Peñuela, cuestionó duramente la gestión de la ministra saliente, señalando que no realizó ante el CONFIS una nueva solicitud de ampliación o redefinición del cupo APP del sector transporte para este proyecto. “Ni siquiera hizo al CONFIS la nueva solicitud de ampliación y/o redefinición de cupo APP del sector transporte para el proyecto, como lo certifica el Ministerio de Hacienda”, denunció Peñuela.

La falta de esta gestión clave deja en evidencia la desconexión entre las promesas de campaña y la capacidad de concretarlas en el terreno administrativo. La variante, que busca mejorar la movilidad en una región estratégica, sigue estancada en la fase de estudios preliminares, sin un cierre financiero ni licitación a la vista.

La espera recae ahora en la cuarta ministra

Con la designación de María Fernanda Rojas como la cuarta ministra de Transporte en este gobierno, las expectativas se renuevan, pero también las dudas. “Esperemos que la nueva ministra lo haga, obtenga el aval fiscal para el proyecto, aperture la licitación y adjudique el contrato”, expresó Peñuela. Sin embargo, la inestabilidad en el gabinete y la falta de continuidad en las políticas públicas siguen siendo un obstáculo mayor para el avance de proyectos estratégicos como este.

Nariño, nuevamente relegado

El retraso en el desarrollo de la variante Timbío-El Estanquillo es solo una muestra más de la falta de compromiso del gobierno con el suroccidente colombiano. Este proyecto, vital para mejorar la conectividad y la competitividad de la región, sigue siendo víctima de la falta de gestión y del desinterés por priorizar obras que realmente impacten las comunidades locales.

La continuidad de los proyectos depende no solo de la estabilidad en el liderazgo ministerial, sino también de un compromiso político claro. Mientras tanto, Nariño sigue esperando que las promesas de desarrollo se conviertan en realidades concretas.

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