Doña Nohemí Insandará, alegre canto sureño

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Por Jhonny Daniel Villarreal.

Doña Nohemí Insandará desde Jamondino es como la mayoría de los músicos campesinos nariñenses: A oído, y es posible esta palabra cuando recordamos con cariño, por ejemplo, a don Teódulfo Yaqueno (el alegre de Genoy) cuando cuenta que sus canciones se hacen en su cabeza y ahí viven, hasta que se graban, se bailan y perpetúan o en el peor de los casos el olvido las desvanece porque la memoria es como una muleta de cristal.
“Yo no sé escribir con letras” confiesa, pero sus canciones nacidas desde el mismísimo verde, que el poeta Aurelio Arturo ensoñó, son la demostración que en el escribir también hay diversidad.

Nació en la Vereda Jamondino el 8 de abril de 1957, en un distante lugar adornado por tomates y gallinas, donde sus padres Manuel Antonio Insandará y María Delfina Botina, le inculcaron los cantos, mismos que escuchaba primero del viento, luego de los pajaritos, en los despertares que solo el campo ofrece, y como un mosquito que ingresa por una rendija, la música ingreso en su ser, haciendo de ella misma, un alegre canto sureño.

En el año de 1969, siendo impúber, comenzó a cantar y rezar en las novenas, velorios, funerales y misas de la vereda, de la mano de su madre Delfina. Su padre Manuel, le enseñó las nociones básicas para tocar guitarra e inició a acompañar a los conjuntos del pueblo. En el año 1979 compró su primera cámara fotográfica y resolvió retratar su humilde vereda, al mismo tiempo que encontró en su habilidad, un laudable trabajo. En 1982 se casó con Simón Botina Jamondino, alegre paisano de la vereda, quien desde el primer día la apoyó y de resuelto amor, nacieron sus hijos Ariel, Diego, Daniel y Rosalía.

Doña Nohemí, ahora madre, hizo una pausa para dedicarse a la crianza, cambió los cantos para el público, por cantos que arrullaban a sus hijos. En el año 1994 “ya grandecitos los guaguas”, retomó su deber con la música cuando de manera autodidáctica, empezó a aprender a tocar piano, sin embargo, la necesidad de participar en las procesiones de semana santa y pases del niño de diciembre, la condujo a tocar el acordeón, era el año 1999.

A mediados de 2014 conformó la Murga Los Zarcillejos, con la cuál incursiono en el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto 2015, desempeñándose como directora y acordeonista. Desde entonces, esta agrupación ha ocupado los primeros puestos en concursos y ha representado a Nariño en diferentes escenarios de Colombia.

No conforme con su oficio de fotógrafa y sus logros musicales, encontró ineludible su papel como líder social. Sin descuidar su labor en el campo, ha desempeño varios oficios al servicio de la comunidad de Jamondino tales como: secretaria de la Junta de Acción Comunal (1974-1976). Encargada del granero comunal (1977-1982), presidenta del comité de deportes Junta comunal (1977-1982), vicepresidenta, Tesorera en la Asociación Sagrado Corazón de Jesús (1996-2008), Coordinadora Sector Las Lajas (1996-2008), presidenta Junta de Padres de Familia Escuela Rural Mixta Jamondino (1998-1999), Coordinadora Coros Música Sacra (2003-2010). Coordinadora Junta Eclesiástica Jamondino (2008-2011), Pastoral de la Salud Parroquia el Rosario (2008-2017).

Doña Nohemí es una mujer diligente que ofrendó su vida a Jamondino territorio de zarcillejos y de coros sacros, donde “es imposible ser músico si eres mujer” ella solita aprendió a tocar la raspa, el órgano y el acordeón, también a liderar el mundo que su padre Manuel Antonio Insandará le entregó. En la actualidad, a sus 66 años, es la única mujer que interpreta el acordeón en la senda del Carnaval y en la zona rural de Pasto

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