Por Alejandro García Gómez.
Alejandro “no come de nada”, les dijo en cierta ocasión uno de mis estudiantes de décimo grado escolar a sus compañeros, mientras yo hablaba con ellos de algún asunto de sus calificaciones; asintieron mínimamente. Los niños y adolescentes de la institución donde trabajé la mayor parte de mi vida laboral (en Medellín) estaban penetrados de toda la cultura que deambulaba de manera atronadora (balas disueltas en música voluminosa y en alcohol) o silenciosa (en esquelas personales o en panfletos de todos los lados) por sus laberínticos barrios y, entre esos asomos culturales, uno de los más significativos que tenemos es el habla diaria. “No comer de nada” era una expresión paisa (que aún se usa, aunque un poco menos quizá por los diarios reemplazos de nuevas dicciones), que nació en el auge de la violencia traqueta del país y, ante todo, en Antioquia y en su epicentro, Medellín. Intuí que mi estudiante pretendía decir a sus compañeros, que no era fácil embaucarme con tretas.
Recordé este “aserto” estudiantil al oír hace poco uno de los magníficos segmentos culturales que, día a día (religiosamente, podríamos decir), los periodistas Reina y Ramiro Díez hacen llegar a su devota audiencia en su canal You Tube “Con cierto sentido”, desde fuera de Colombia, aunque por su apellido y por su acento, el señor Díez podría ser otro brillante colombiano más de la diáspora. “Un exiliado es una persona que lo ha perdido todo, menos su acento”, frase poética que me la dijo un exiliado, alguna vez (que sí recuerdo). Las fotografías que nos proporciona la web presentan a un hombre ya mayor y una joven mujer. Cada día publican una breve pero completa efeméride, la que para ellos resalta de ese día. Un hecho latinoamericano o mundial o unos personajes nimbados por la poesía o la música (o el arte en general) o la ciencia o la guerra o la tecnología o cualquier magno evento que los aureole, en cualquier época histórica, hombre o mujer, son sus sujetos. Su espacio o video diario transcurre en 3 minutos, uno o dos más a veces, tiempo en el cual presentan su acopio de investigación de todo tipo para un audio del canal mencionado, que nos mantiene absortos a nosotros, su audiencia, y la presentan en el formato preferido hoy: imagen y sonido. Muy laboriosa es su investigación de la que nos destilan gotas de una esencia comprimida. Cada cual verá, si el tema le interesa o se apasiona, es decir, si continúa escudriñándolo. Esa pareciera ser su secreta consigna. Y claro, entre palabra y palabra o frase y frase, expresan su opinión, pero siempre regida por el rigor de su clara y limpia investigación.
Hace pocos días (30.I.25), los Díez publicaron “Predicador de la paz contra un imperio”, y se ocuparon de Gandhi. Por alguna circunstancia personal, en 2022, había caído en mis manos un libro de cuarenta historias, “Para volver a leer” es su título y sin año de publicación, cuyo autor es Jaime Ramiro Díez Velázquez, en mención, que más que historias (como allí se señala) yo las clasificaría como crónicas histórico-literarias. Su estilo es el del mismo ameno y excelente narrador de los videos en comento. Una de estas (quizá la más breve), “Un personaje hecho de mentiras”, nos trae a Gandhi. Yo, que me considero más o menos informado del acontecer literario, mundial e histórico, quedé asombrado. Nunca había oído o leído algo así sobre el nimbado personaje, a quien siempre se le ha atribuido la independencia de la inmensa India, de manos de los ingleses, sin disparar una bala.
Toda la aureola del reconocido personaje, icono de la paz, queda sepultada ante el descubrimiento del baúl de cartas que su hijo, al que había abandonado a su suerte junto a su esposa, destapó para el mundo. Las cartas destapan el hedor de su actitud violentamente machista con su esposa Kasturbai, su desinterés irresponsable para con su hijo, y su racismo y xenofobia para con la sociedad. También dan a conocer a su amante, Hermann Kallenbach, un médico físico culturista judío lituano-alemán, según Díez.
Lamentablemente no se conoce más de este personaje en el mencionado libro. Esperemos que alguno de los novelistas actuales, convertidos en descubridores de cada grito sordo de los pliegues de las innombrables sombras de la Historia (con mayúscula), nos desmitifiquen (si es del caso) esa historia que los historiadores desconocen o callan. Por ahora sigamos deleitándonos con las crónicas diarias de Ramiro y Reina Díez en su canal de la web, cuya dirección es efemerides641@gmail.com. Y, plagiando el término de mis ya lejanos estudiantes, cerremos con: “Reina y Ramiro Díez no comen de nada”. Medellín, 4.II.25
Columna DESDE NOD pakahuuay@gmail.com