Por Tirso Benavides Benavides
Sorprendidos quedaron los trabajadores de la oficina del SISBEN en Pasto al ver llegar esta mañana al alcalde Nicolás Toro, visiblemente molesto, quien de manera personal les notificó a quienes laboran en esta dependencia que se iniciarían investigaciones por las irregularidades que allí se presentan.
“¡Carajo ya dejen de andar con sus vainas, al que le caiga el guante que se lo chante, ya es suficiente la berraca corrupción!” manifestó con tono firme el mandatario local ante la mirada atónita de los anfitriones que no esperaban su visita.
Las denuncias por cobros ilegales para modificar encuestas o intervenir el software vienen de tiempo atrás y no son exclusivas de esta tierrita. En charla con el sr. alcalde me enteré que al parecer se trata de toda una mafia, que también actúa en otros municipios de Nariño y que se lucra pidiendo plata para incluir en los grupos más vulnerables a quienes pagan, lo que les permite acceder a múltiples beneficios y programas del Estado.
Y es que de la clasificación que de una persona haga el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales, que es lo que traduce la sigla, depende el hacer parte o no de aquellos colombianos que por sus circunstancias socioeconómicas merecen un apoyo institucional.
Para muchos, no estar en los niveles más bajos, que son los que se denominan pobreza extrema, pobreza moderada y población vulnerable, significa una reducción en sus ingresos o la imposibilidad de acceder a servicios básicos sin subsidios. Por eso estas oficinas en todo el país se prestan para estos actos indebidos que afectan el bolsillo de todos.
La gente prefiere pagar y alimentar el monstruo de la corrupción que quedarse sin las prebendas que provienen del Estado, así no cumplan con las condiciones que les da derecho a ellas.
Un problema del asistencialismo público. La mayoría de la población que recibe subsidios asume que estos serán de por vida, así su realidad haya cambiado. Por ejemplo, la población desplazada hace años sigue recibiendo ayudas con fondos estatales, así vivan ahora en un lugar estable, y gracias a Dios, en condiciones mucho mejores.
No se trata de oponerse a este tipo de programas, lo importante es que la inversión social llegue a quienes realmente lo necesitan y eso es algo que no garantiza el SISBEN al olvidarse de los criterios técnicos a cambio de un fajo de billetes.
La pertenencia al régimen subsidiado en salud, a créditos del ICETEX, al PAE, a la adjudicación de baldíos, a comprar gas más barato, a no pagar por la cédula, programas como Colombia Mayor, Familias en Acción, Jóvenes en Acción, son algunas de las ventajas de estar en los niveles inferiores del SISBEN, sin embargo, muchas veces la situación plasmada en este organismo no corresponde con la realidad.
“Ya estoy cansado”, dijo Toro para concluir. Al igual que el resto de los ciudadanos que vemos como el robo de lo público se vuelve costumbre.
Plausible la actitud del alcalde, sin embargo no es suficiente, hace falta una sanción social ejemplarizante. Todos conocemos a alguno que dándoselas de vivo recibe dineros o beneficios del Estado a los que no tendría por qué acceder y a pesar de eso lo hacen con descaro y en algunos casos transgrediendo la ley penal.
No nos hagamos los locos frente a esto, al fin y al cabo son dineros públicos los que van a caer en manos de quien no los necesita. A esos hay que hacerles mala cara, chiflarlos, hacerles caer en cuenta de su mal actuar.
La pamba para todos ellos, y caibazo (además de la sanción penal y disciplinaria) para los funcionarios que se prestan a este mercado corrupto que tiene un nido fértil con tanto programa social, todos necesarios, pero muchos con una inversión mal enfocada.
Algo huele mal por el SISBEN en Pasto. Ojalá tras las denuncias soplen nuevos aires que despejen ese hedor tan particular de la corrupción.