Tras la publicación del profesor Pablo Emilio Obando acerca del próximo secretario de gobierno de Nariño, recuerda una discusión intrigante sobre la propuesta de establecer el Departamento del Pacífico, conformado por municipios del Pacífico nariñense, caucano y del Valle del Cauca. El profesor Pablo Emilio resalta que uno de los defensores de esta idea era precisamente el próximo secretario de Gobierno. Al profundizar en este tema, pude constatar que uno de los más fervientes impulsores de esta iniciativa era el gobernador electo, Luis Alfonso Escobar. Así es, el nuevo gobernador. Este hecho añade relevancia al debate, considerando que él asumirá la máxima autoridad en el territorio del cual se planteaba la separación de municipios para formar un nuevo departamento. En este contexto, resulta crucial conocer la posición actual del futuro gobernador respecto a si su gestión será un impulso para fortalecer la idea de la separación o, por el contrario, para profundizar en la construcción de una región diversa y multicultural. Una región que no limite ni divida, sino que promueva el rescate y la valoración de todas las potencialidades presentes en el territorio.
#DepartamentoDelPacíficoYa municipios del Litoral Pacífico colombiano deben tener en el Gobierno del Cambio estatus constitucional de departamento. Superar las desigualdades se hacen con fortalecimiento institucional. No más planes pacífico sin marco constitucional.@petrogustavo
— Luis Alfonso Escobar (@LuisAlfonsoEsc) July 12, 2022
En este artículo, no pretendo adentrarme en la pertinencia o falta de esta en la propuesta separatista, un tema de relevancia académica y política. No obstante, es relevante mencionar algunos argumentos clave que respaldaron esta idea. El enfoque principal radica en exponer la postura actual del gobernador Escobar y en alertar a la ciudadanía sobre cualquier determinación que pueda inclinarse hacia la separación o, por el contrario, hacia la construcción de un gran departamento.
Uno de los argumentos primordiales que respaldan la creación del departamento del Pacífico es la insuficiente representación política de los líderes de esta región. Se ha destacado como una falta evidente de liderazgo, visión y toma de decisiones acertadas por parte de los pastusos, un hecho que, en muchas ocasiones, ha sido verídico. No obstante, es crucial reconocer a aquellos individuos que han impulsado el progreso del Pacífico, tal como el primer gobernador Julián Bucheli y, más recientemente, Raúl Delgado. Este último desempeñó un papel significativo al fortalecer la representación política y administrativa en la región, lo que otorgó una mayor visibilidad al gobernador electo.
Otro enfoque válido que se plantea es si la creación de un nuevo departamento del Pacífico podría realmente abordar la precariedad en la costa pacífica nariñense, o si comenzar desde cero con una nueva estructura institucional podría incluso empeorar estas circunstancias. Esta perspectiva sugiere que tener un Departamento del Pacífico, liderado por figuras locales con un profundo conocimiento de la cultura y la idiosincrasia de la región, sería suficiente para transformar las condiciones del territorio, permitiendo una especie de autogestión. Sin embargo, es importante observar el caso del departamento del Chocó, que enfrenta condiciones de vida similares o incluso más precarias que la costa pacífica nariñense, a pesar de contar con su propia estructura departamental. Esto sugiere que el problema podría radicar más en el centralismo colombiano y su falta de atención a las regiones periféricas del país que en la mera formalidad de la creación de nuevas burocracias.
Es relevante considerar cómo esta situación podría cambiar con un presidente como Petro, quien teóricamente comprende estas problemáticas, pero cuya capacidad para implementar acciones gubernamentales efectivas y lograr cambios inmediatos para alcanzar una mayor equidad e igualdad entre regiones ha sido limitada en la práctica.
También se podría argumentar que el movimiento separatista surgió como una oportunidad estratégica en el ámbito electoral, particularmente durante las elecciones presidenciales. En cierto sentido, esta noción fue promovida por Francia Márquez y respaldada por varios líderes del Pacífico con el objetivo de generar visibilidad política. No obstante, esta iniciativa ha experimentado una evolución ambigua; por un lado, podría parecer desvanecida, pero, por otro lado, parece más activa que nunca, especialmente ahora que los defensores de esta idea han adquirido acceso al poder y podrían estar considerando su implementación. Por consiguiente, la sociedad nariñense tiene el justo derecho de conocer la postura actual del gobernador Escobar respecto a este tema.
La gestión de una gobernación puede convertirse en una plataforma que fortalezca la idea de separación o, por el contrario, en una que fomente la construcción de una región diversa y multicultural. Esta región debe rescatar y valorar todas sus potencialidades, evitando limitaciones y exclusiones que fragmenten su unidad. En lugar de erigir barreras divisivas que distancien a las comunidades, se debe establecer un diálogo que promueva la integración, conectando a personas de diferentes orígenes para avanzar hacia la consolidación de un gran departamento unificado, que abarque las riquezas y particularidades del sur, el Pacífico, el Andino y el Amazónico.
Por ende, es crucial reflexionar sobre el tipo de liderazgo que se ejercerá durante los próximos cuatro años en esta gobernación. ¿Será un enfoque separatista o constructivo? El rol del gobernador es fundamental en este proceso, ya que él ha sido el impulsor de esta iniciativa. Esta reflexión nos invita a considerar las implicaciones y la dirección que tomará el gobierno regional. Es desde este espacio que planteamos esta inquietud para generar un análisis crítico y reflexivo sobre el futuro de nuestra región.
Desde esta plataforma, deseo convocar a la edificación del gran departamento de Nariño, enfocándonos en la inclusión y la eliminación de cualquier forma de discriminación o racismo. Esto implica tomar decisiones acertadas, ejercer liderazgos responsables y garantizar una distribución equitativa de la inversión pública, priorizando los municipios más necesitados y aquellos que requieren mayor atención. Debemos percibir la diversidad como una oportunidad en lugar de un obstáculo, entendiendo que la unión de los serranos y los costeños tiene el potencial de generar un impacto significativo para cohesionar, aproximar y conectar, convirtiendo a Nariño en un territorio grandioso y unificado.