Llega en pocos días la navidad, época de encuentro con la familia, de los compañeros del trabajo, el barrio o la vereda, que se reúnen a celebrar el nacimiento del mensajero del amor.
La celebración comienza con el inicio de diciembre, cuando las familias adornan sus hogares con luces, pesebres y decoraciones típicas que reflejan la calidez de la cultura nariñense.
Uno de los eventos más esperados es la Novena de Aguinaldos, una tradición que reúne a familiares y amigos cada noche para rezar, cantar villancicos y compartir delicias, con diferentes platos, donde no puede faltar los buñuelos y el natilla. Esta práctica fomenta la unión familiar, de los compañeros del trabajo, los amigos, los vecinos, quienes, con el espíritu navideño, maticemos la difícil situación de los problemas que aquejan a la región.
En las calles, las festividades se llenan de vida con ferias artesanales y mercados donde se pueden encontrar productos típicos de la región, como el famoso champús y los dulces de brevas, el dulce de chilacuan, las empanadas, y diferentes platos que alegran el compartir entre todos y todas.
Las luces y decoraciones en las plazas principales, como la Plaza de Nariño en Pasto, crean un ambiente mágico que atrae a locales y turistas.
La noche del 24 de diciembre es especial; las familias se reúnen para compartir una cena que incluye platos tradicionales, a la espera de la medianoche, cuando celebramos la navidad.
Es satisfactorio recordar cómo, con mi gran amigo Neyip Javier Oñate, hoy gerente de Empopasto, cuando en el año de 2005, fuimos contratados por la empresa de alumbrado público, Sepal, para presentar el estudio del proyecto de acuerdo para destinar el 5% del impuesto del alumbrado público, para ser destinado a financiar el alumbrado navideño, estudio que permitió que el concejo de Pasto, lo aprobara como acuerdo municipal, el que ha permitido que año, tras año, disfrutemos propios y extraños de unos de los mejores alumbrados del país y que en este año, la parte principal del alumbrado navideño lo disfrutemos en el sendero peatonal de la calle 19 y de la plaza de Nariño.
Como parte de una familia católica, cada año esperamos con ansiedad esta fecha que para mis hermanos y hermanas, tenía la esperanza de “estrenar”, porque mi querida madre, como cabeza de familia trabajaba en oficios varios, y con mucho esfuerzo y sacrificio, ahorraba todo el año, para darnos una “Pinta” que consistía en un par de zapatos, pantalón, camisa y un carro de plástico que lo tiramos con una cabuya y para mis hermanas vestido, zapatos y una muñeca, todos los años de nuestra niñez, ansiábamos que llegue el 24 de diciembre, porque después de rezar la novena, a las 12 de la noche, debajo de la almohada, estaba a la ropa y el regalo de navidad, que esperamos todo el año, porque las carencias económicas solo permitían que estrenáramos una vez al año.
Con la devoción que significa para el pueblo católico la celebración de la navidad, de la misma manera y con mucha esperanza, debemos hacer votos para que los violentos no sigan ensañándose contra las comunidades, víctimas de su accionar criminal; y de la misma manera pedirle a los gobernantes mayor eficiencia y eficacia en el manejo de los recursos públicos, que ayuden a resolver tantos problemas que aquejan a la comunidad, por ello solo pedimos que la bendiciones del arquitecto de la vida, colme la felicidad que tanto añoramos.
Harold Ruiz Moreno