Por: José Arteaga
(X-Twitter: @jdjarteaga)
A propósito de Cien Años de Soledad, la serie, quiero recordar una historia.
Cuenta Fernando Restrepo Suárez en su apasionante biografía “De la televisión y otras memorias”, que la adaptación para televisión del cuento de Gabriel García Márquez, “Algo malo va a pasar en el pueblo”, fue costosa, complicada y desató un mar de controversias, pero al mismo tiempo fue un éxito por la cantidad de espectadores que la vieron en el Canal 1 en 1976.
“La Mala Hora”, que así se tituló la serie de veinte capítulos, nació por un acuerdo entre dos amigos: García Márquez, el autor, y Fernando Gómez Agudelo, copropietario junto a Restrepo de la programadora RTI. Los costos ascendieron a 20 millones de pesos de la época, que son más de 8.000 millones de hoy en día. Las complicaciones comenzaron cuando se tuvieron que desmontar los estudios en Bogotá y montarlos en Purificación, Tolima. Y las controversias llegaron por todos lados. Las instituciones no la veían apta para todos, los militares la consideraban subversiva y los religiosos pensaban que era inmoral.
Pero lo más interesante que cuenta Restrepo es que García Márquez quería hacer un rodaje cinematográfico. “Gabo nos propuso hacer cine, su eterna pasión y, a la vez, muy frecuente motivo de frustración. El proyecto alcanzó a tener nombre y bastante bonito: “Soledad y Compañía”. Me acuerdo de la reunión que tuvimos Fernando y yo con él en Paris, en la que nos presentó a Ruy Guerra, un director de cine luso-brasileño, muy intelectual y, por ende, muy poco comercial. Los cuatro, en compañía de un francés cuyo nombre no recuerdo, estuvimos trabajándole a algunos de sus cuentos. Se me vienen a la mente “El Rastro de tu Sangre en la Nieve” y “El Ahogado más Hermoso del Mundo”. La idea era hacer cortometrajes a partir de ellos, pero el proyecto nunca prosperó”.
Luego Restrepo emite un juicio sobre esa imposibilidad y argumenta que el realismo mágico de García Márquez no es para cine; un tema que estuvo en la palestra en 1966 cuando Arturo Ripstein adaptó el relato “El Charro” titulándolo “Tiempo de Morir”, en 1985 cuando Jorge Alí Triana rodó otra vez “Tiempo de Morir”, en 1987 cuando Francesco Rosi hizo “Crónica de una Muerte Anunciada”, y ahora que Netflix presenta “Cien Años de Soledad” en formato serie para televisión. En cada uno de esos momentos ha habido argumentos a favor y en contra, pero casi todos centrados en la percepción personal que se tiene sobre una obra literaria y en el enfoque audiovisual que se le puede dar.
Pero es que hay obras de obras y formatos de formatos, aunque con recursos ilimitados es posible soñar con ideales y alcanzar la excelencia como “El Señor de los Anillos”, de J. R. R. Tolkien, llevado a la gran pantalla por Peter Jackson. Y hay grandes series provenientes de grandes obras literarias como “El Cuento de la Criada”, de Margaret Atwood; “Boardwalk Empire”, de Nelson Johnson; “Gambito de Dama”, de Walter Tevis; “Asesinato para Principiantes”, de Holly Jackson; “Los Pilares de la Tierra”, de Ken Follett; o “Raylan (Justified)”, de Elmore Leonard, por citar unos cuantos.
En fin, volviendo a “La Mala Hora”, yo recuerdo que desde octubre de 1975, cuando se empezó a rodar, todos los días se hablaba de esa serie que se anunciaba en color, pero se veía en blanco y negro; y que según la revista Antena supuso el regreso a Colombia de Frank Ramírez en el proyecto más ambicioso de la televisión nacional. En ese tiempo sólo había una cadena nacional que llegaba a Pasto (La 1), pues la otra existente, (La 2), apenas estaba comenzando su sistema de transmisión por repetidores a todo el país.
Me acuerdo también del repeluz que me daba ver a Carlos Benjumea desplumando gallinas. El Gordo siempre hacía papeles chistosos en Operación Ja Ja y Sábados Felices, y verlo en plan serio me hacía sentir incómodo. Me acuerdo que durante el rodaje falleció uno de los protagonistas, Guillermo Gálvez, y lo reemplazó su hermano José. También me acuerdo de cómo mi tía apagó el televisor cuando salió Amparo Grisales desnuda bajando por un balcón. Después se supo que había usado una cota de malla color carne a fin de vencer la censura.
El rodaje hizo que a Purificación llegaran 123 actores; que se contrataran 600 extras; que participaran el cuerpo de bomberos y la policía local, aparte de la base militar de Tolemaida; que se decoraran 83 viviendas y locales; y se presupuestaran 44 días de rodaje que se extendieron casi al doble. Todo eso en un lugar del sur del Tolima cuya población había mermado por cuenta de La Violencia, que era justo el tema que trataba el cuento de García Márquez y la serie dirigida por Bernardo Romero Pereiro.
Este contaba en una entrevista que en la fase previa llevaba un año y que parte de esa fase había sido la elaboración del guión a cuatro manos con García Márquez, cuando éste vivía en Barcelona; o sea, entre 1974 y 1975. “Discutíamos cada escena, decía Romero. Hicimos un equipo increíble. Durante todo un mes trabajamos “La Mala Hora” por la tarde. Él estaba escribiendo “El Otoño del Patriarca” y lo hacía por la mañana. Consumíamos infinidad de galones de agua mineral”.
Pero a esa fase de redacción le siguió la de pre-producción y allí se debía pensar en su eventual venta al exterior. Para eso era imprescindible que se hiciera en color. Sin embargo, en aquel tiempo en Colombia sólo se podía hacer televisión en blanco y negro, y eso obligó a que GRAVI, la productora de RTI, desembolsase una millonada para comprar equipos en color. De otra forma “La Mala Hora” no habría sido un proyecto colombiano, sino colombo-mexicano, con el agravante de que los posibles socios en México exigían que se rodase allá con actores mexicanos.
Y cuando llegó el momento de reclutar a los actores, Romero y su equipo se encontraron con un problema “macondiano”. Como el Casting se había hecho un año antes, muchos actores y actrices ya no tenían la apariencia física requerida para el papel. Romero lo contaba así: “Los que no han crecido, han engordado; otros se han teñido el pelo; hay una señora que está embarazada y así por el estilo”. Y a cambiarlo todo. Por esa circunstancia llegaron actores que tenían más experiencia en humor que en drama, caso de El Culebro Casanova.
Lo cierto es que tras esos y otros inconvenientes, “La Mala Hora” se comenzó a emitir el 22 de marzo de 1977, previos reportajes especiales con García Márquez de Germán Castro Caicedo y Margarita Vidal (que, por cierto, trabajó en la serie). Por supuesto, fue un éxito. Todo el mundo se enganchó a la serie y fue el primer dramatizado en audiencia, superando a su competencia, “La Maraña”. Eso sí, en la Colombia de aquel entonces lo que más se veía eran las series americanas tipo “Misión Imposible” o “La Familia Ingalls”, y las comedias nacionales como “Los Pérez Somos Así” o “Las Señoritas Gutiérrez”.
“La Mala Hora” estuvo en el aire cada miércoles a las 10:30 PM por la Cadena 1, ganó un Premio Ondas al mejor programa hispanoamericano y supuso un punto de partida para muchas carreras actorales. También fue determinante para la llegada años en 1979 de la televisión a color al país. En términos de comercialización, se vendió a todos los países de habla hispana, pero en Estados Unidos no por un desacuerdo ideológico entre los representantes de Warner Bros. y Gravi, cuya conversación resume Julio Sánchez Cristo en el libro de Restrepo de la siguiente manera:
“Dice Solomon: -Oye, Fernando, pero García Márquez es muy comunista, ¿no?-. A lo que Gómez contesta: -Yo no vine a vender las ideas de García Márquez, sino la adaptación de una historia suya”.
El Centro Gabo manifiesta que García Márquez “mantuvo siempre un profundo interés por la televisión como un instrumento útil en la penetración cultural de América Latina. Por eso, en diciembre de 1986, creó en Cuba la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL), de la cual surgió la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV). Un año después, en 1987, preparó los guiones de la serie televisiva “Amores Difíciles” que consistió en seis largos episodios dirigidos por cineastas de diferentes países de Latinoamérica”. En 1991 Lisandro Duque dirigió la adaptación para televisión que García Márquez hizo de “María”, la novela eterna de Jorge Isaacs.
Ruy Guerra pudo finalmente llevar al cine “La Mala Hora” en 2004, Concha de Oro a la Mejor Película en el Festival de San Sebastián. Y ese nombre, “La Mala Hora” se usó muchos años para designar uno de los flagelos de la historia de Colombia: las tomas guerrilleras de pequeñas poblaciones. La nueva escalada criminal de estos grupos delictivos mantiene vivo el concepto de una Mala Hora.