Por Manuel Enríquez Rosero
Senador de la República (partido de la U)
Al recibir el apoyo popular en las urnas de más de 47 mil colombianos en las elecciones para el senado de la República en marzo de 2010, no sólo fue un gran honor ciudadano, sino que se tradujo una responsabilidad en materia legislativa de cara al país, que tenga la capacidad de edificar la competitividad y el fortalecimiento institucional del Estado frente al delito y los violentos.
Bajo este antecedente y en un diálogo permanente con los ciudadanos y ciudadanas, he podido conocer la preocupación del sector ganadero y lechero de los departamentos de Nariño y Cundinamarca –por solo citar dos ejemplos- frente a los efectos devastadores del Tratado de Libre Comercio que Colombia suscribió con los Estados Unidos, y que están a un paso de elevarse a índices con pronóstico reservado, luego que la plenaria de la Cámara aprobara el Tratado con la Unión Europea.
Si bien desde mayo de 2012 se ha hablado en el país del compromiso del Estado de elevar la competitividad del sector agrario desde el Congreso, por parte del Partido de la U, (bancada a la que pertenezco) lo que se puede apreciar recorriendo las fincas, los hatos y las zonas rurales del centro y sur del país, es que los ganaderos y los lecheros van camino a la ruina.
Todo por cuenta por los subsidios descomunales, directos e indirectos, por un lado de los Estados Unidos, a los que se sumarán a futuro los de la Unión Europea. Si se va a las estadísticas, se puede apreciar que los lecheros en Colombia poseen menos de 50 vacas cada uno. Hoy, existen 236.000 con menos de 10 vacas. Es decir, son minifundistas muy pobres que no tienen otra salida, que abandonar el campo, si el Gobierno no le coloca atención a esta situación, que está al borde del colapso.
Además, con varios hechos complementarios y que se precipitará en cadena. Ante la ausencia de seguridad alimentaria derivada de la ganadería y de la leche, solo de subsistencia, la nutrición de los habitantes de las zonas rurales colombianas estará en cuidados intensivos. Ese panorama originará enfermedades, en particular en la población infantil, al tiempo que los padres de los menores, no tendrán la posibilidad del sustento diario y mensual para llevar a sus hogares.
¿Cuál es la salida a esta grave situación? Crear una mesa permanente para el sector ganadero y lechero, donde tengan asiento todos los actores de la cadena productiva. El objetivo, no es otro que salvaguardar la calidad de vida de los campesinos, acompañadas con capacitación y seminarios, que les permita ser más competitivos y conjurar una crisis económica y social que puede estallar en cualquier momento.
Mejorar la competitividad del sector rural es inaplazable. Se requieren recursos para la salud animal y la transferencia de tecnología por más de 500 mil millones de pesos, que acompañen los programas de mejoramiento del sector ganadero y lechero en departamentos como Nariño y Cundinamarca. Una iniciativa, que debe ser extensiva a todo el territorio nacional. A propósito de este comentario usted que piensa. E mail manuelsenado@hotmail.com