¿El planeta fútbol?

Por más de enésima vez el Gobierno colombiano anunció que tomará medidas drásticas para extirpar la violencia en el fútbol, luego que un hombre fuera asesinado a cuchilladas cuando defendía a su hijo en una pelea con un aficionado del equipo bogotano Los Millonarios. A este hecho se suma, la investigación que adelanta la Fiscalía General de la Nación alrededor de las 20 agresiones entre barras violentas cometidas desde enero de 2013, que ha dejado tres muertos, además de un homicidio en la estación de Transmilenio del Ricaurte, cuyas imágenes le dieron la vuelta al mundo.

Ese es el planeta fútbol. El que se vive dentro y fuera de los estadios. Luego de ocurridos los hechos. Del bullicio de la prensa, los ciudadanos asistimos al discurso del salvajismo, con fórmula para explicar la violencia en el fútbol. A parte de las medidas, que se adoptan en respuesta a cada hecho, surgen varios interrogantes.
 
¿Es la violencia en el fútbol producto de una sociedad capitalista? ¿La violencia que hay en la sociedad se traslada al fútbol? ¿Hay garantías de seguridad para asistir en familia a los estadios?
 
La respuesta es simple. Hasta cuando los amantes y no amantes al fútbol vamos a permitir tantos engaños. Tanta incertidumbre, miedo y zozobra alrededor de uno de los deportes, que más suscita pasiones en Colombia y el exterior. La invitación es que juguemos a pasarnos la pelota, para solucionar este problema social de raíz, bajo un acompañamiento del Estado, la empresa privada, los aficionados, la dirigencia del futbol, los jugadores y los medios de comunicación.
 
Un objetivo interdisciplinario que va más allá del resultado de un partido. Una tarea monumental en formación ciudadana, en edificación de individuos y de la comunidad de fútbol en valores, en oportunidades de empleo, en rescate de una fiesta, que tiene a la selección Colombia, a las puertas del Mundial del Brasil en el 2014.

 

Da escalofrío pensar que en el país existen más de diez normas que regulan la seguridad en los estadios. La esencia de este problema, se sustenta en el rescate de la convivencia, partiendo desde el interior de las familias. Es desde allí, donde el desamor, la ausencia de cariño, de educar edificando, pasa cuenta de cobro, a quienes hacen de los estadios, su escenario para dejar sus más bajas pasiones, hasta llegar a apagar una vida. Una vida, que el día de mañana puede ser usted, yo o algún familiar cercano. Todo porque no fuimos capaces de colocarnos de acuerdo, en salvaguardar, proteger y defender el planeta fútbol.

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