Da escalofrío pensar que en el país existen más de diez normas que regulan la seguridad en los estadios. La esencia de este problema, se sustenta en el rescate de la convivencia, partiendo desde el interior de las familias. Es desde allí, donde el desamor, la ausencia de cariño, de educar edificando, pasa cuenta de cobro, a quienes hacen de los estadios, su escenario para dejar sus más bajas pasiones, hasta llegar a apagar una vida. Una vida, que el día de mañana puede ser usted, yo o algún familiar cercano. Todo porque no fuimos capaces de colocarnos de acuerdo, en salvaguardar, proteger y defender el planeta fútbol.