Artista nariñense, Sebastian Araujo, es El Personaje 10.

Nació en una ciudad hispano-americana llamada San Juan de Pasto, en el sur de Colombia. Cuando tenía 6 años comenzó su formación en la música clásica y así mismo en el dibujo tradicional. Desde entonces, cada momento de su vida ha estado dedicado al arte.

 

Esta pasión lo ha llevado a ser parte de varios proyectos artísticos y a experimentar un constante diálogo entre el sonido y las imágenes. Para Sebastián, estas dos ramas del arte, si bien muy diferentes, son inseparables. La música le inspira imaginarios visuales, y de la misma forma las imágenes lo llevan a la expresión musical.

 

A lo largo de su camino, se ha interesado en diferentes temas relacionados al arte, mundos fantásticos, literatura, la historia de la civilización y también a los aspectos de la armonía y la belleza.

 

A pesar de su formación profesional ligada a la guitarra clásica, también desarrolló un gran interés y curiosidad por las músicas del mundo, lo que lo llevó a participar en varios proyectos corales como cantor. Finalizó su formación en composición musical en la Universidad el Bosque, en Santa fé de Bogotá. Según Sebastián, sus diferentes experiencias en los proyectos corales lo llevaron a descubrir la música antigua y medieval, que han iniciado su alma a los aspectos más tradicionales de la música, despertando un gran interés por lo permanente y lo atemporal. El amor por el canto medieval lo condujeron a Francia para integrar el Coro Gregoriano de Paris donde se especializó en semiología, paleografía y dirección de coro.

 

La unión de todos estos aspectos naturalmente lo han conducido a la cinematografía, que para Sebastián es la síntesis de la belleza y de la melodía: Es la poesía hecha de imágenes. Ha compuesto la música para varias producciones de teatro, cortometrajes, y largometrajes.

 

Es en la composición musical para el cine y medios visuales donde puede mejor poner en valor su concepto basado en crear un diálogo entre el arte visual y los elementos sonoros.

Como compositor cree que la creación es una poesía que permite transformar todo espacio en un gran nuevo mundo, mirando en cada paso como una nueva partitura, en cada respiro una melodía y en cada abrir y cerrar de ojos un frame

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