Aurelio Arturo Martínez o la faz de lo huidizo.

Este miércoles 22 de febrero se conmemoran los 117 años del natalicio de Aurelio Arturo Martínez, poeta nariñense nacido en la Unión – Nariño (1906), declarado por la UNESCO como el poeta del siglo XX. Sin duda alguna que cuando en Colombia tenemos que hacer referencia a la literatura tenemos que decir que existen dos personajes insuperables: Gabriel García Márquez en la narrativa y Aurelio Arturo en la poesía. Sobre Aurelio Arturo han escrito grandes y versados literatos como William Ospina, Álvaro Mutis, Gabriel García Márquez, Frenando Arbeláez, Rogelio Echavarría, Armando Romero y otros de no menor importancia y calidad. La poesía de Arturo es fascinante al punto de llevar al lector a sensaciones de levitación y abandono existencial; es, sin duda alguna, un verdadero labrador de la palabra, un consagrado en el arte de seducir mediante emociones, sentimientos, estremecimientos y colores. Quien lee a Arturo difícilmente puede volver a enamorarse de la poesía en otras palabras y versos que no sean las suyas.
Al respecto escribe Armando Romero que Aurelio Arturo “logró atrapar la faz de lo huidizo, la cual tiene sus raíces en lo cotidiano pero florece en lo maravilloso, allí donde el ver y el no-ver nos permiten ir más allá del sentido, a los fondos desde donde la forma nos da la luz de una comprensión amplia, radiosa…”. Igualmente expresa admirado que es en la poesía de Arturo donde se encuentra “la sensación de descubrimiento, de que no habíamos visto antes, de que por fin estamos viendo…”. Álvaro Mutis diría que después de leer a Aurelio Arturo nunca más le ocurrió el milagro de la poesía, que se escurría lejana y distante entre sombras oblicuas, caballos de bronce y reinas de fuego. Nunca más, diría, me encontraría con noches mestizas, con nanas teñidas de sombra o con hojas manchadas de paisaje.
William Ospina evoca de esta manera a Arturo: “Nosotros volvemos a empezar la lectura de sus versos, volveremos lentamente las páginas en la noche que ya está cargada de su voz, y seguiremos obstinándonos en descubrir ese secreto esquivo que arde en el centro de su vida y de su obra; ese milagro desconocido que hizo que a un humilde hombre del sur le fuera dado hacer resonar en su voz las agonías y los sueños de todo un pueblo”. Diría igualmente que Aurelio Arturo es aun “Desconocido por su pueblo”, y que continúa siendo “el más anónimo, el menos editado y el más importante de los poetas colombianos”. Y sentencia que “Ya se encargarán los años y sus hombres de descubrir esa voz que ha cantado de tal manera nuestro país y nuestros destinos. Ya se encargará el tiempo de revelarnos a todos cuál es el lugar de este gran hombre en la gran Historia”.
Ya es hora de que los colombianos empecemos a descubrir esa poderosa imagen poética de Aurelio Arturo, a descubrir esa voz manchada de paisaje; ninguno como él le canto a esa tierra que se dibujaba lejana entre sus recuerdos y se alzaba potente entre los torsos de arboles cansados de ver pasos que “en el umbral de roble demoraba”. Una invitación a leer su “Morada al Sur” como una manera de rencontrarnos con la poesía misma. Está en mora el Ministerio de Cultura de regalarnos una edición de la monumental pero breve producción poética de Aurelio Arturo. De crearse la catedra “Aurelio Arturo” en las universidades del país y de que el Congreso de la Republica haga un reconocimiento mediante decreto de honores. Aurelio Arturo muere en la ciudad de Bogotá en el año de 1974 perdiéndose para siempre en la noche una de las más claras voces de la poesía universal, llevándose consigo la promesa de poemas que nunca escribió pero que siempre lo acompañaron en sus largos y extasiados viajes por los caminos y los paisajes del Sur.

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