Se está llevando a cabo en la ciudad de Glasgow, Escocia, la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Cambio Climático, COP, en su versión 26; convención marco de la Naciones Unidas, a la que se han dado cita líderes políticos, ambientales y empresarios. Su propósito es asumir el compromiso de reducir las emisiones de efecto invernadero para frenar el calentamiento global, que trae consigo el cambio climático. Cada nación se debe comprometer a limitar el aumento de temperatura a 1,5 grados centígrados, según lo acordado en París.
La gran noticia se dio por cuenta de la asistencia de los Estados Unidos con el presidente Joe Biden y su asesor climático, John F. Kerry, si tenemos en cuenta que el expresidente Donald Trum decidió retirarse de la Cumbre de Paris, celebrada en 2015, cuando recién había sido elegido. Esto es un hecho significativo si tenemos en cuenta que los Estados Unidos es el segundo país más aportante con dióxido de carbono a la atmósfera.
A pesar de esta circunstancia, el compromiso por parte de los gobiernos de diferentes países del mundo es nulo, ellos firman, pero las prácticas nocivas para el ambiente siguen igual. Eso lo podemos comprobar en nuestro país, donde se sigue impulsando la minería a gran escala, se está permitiendo la destrucción de los páramos, se impulsa la ganadería extensiva, se tala la selva para establecer los cultivos de coca, se paga peajes para extraer madera de los bosques, se autoriza una práctica tan nociva como el fracking. No siendo poco, se autoriza la fumigación de los cultivos ilícitos con glifosato.
Pero también, se aplican subsidios al uso de combustibles fósiles, que son los principales responsables del efecto invernadero. Es un contrasentido, y lo que dicen los mandatarios en las cumbres ambientales es pura retórica. No existe un compromiso real.
El impulso de energías alternativas como el empleo de paneles solares viene en un rezago si se tiene en cuenta el alto desarrollo alcanzado por otras naciones. En Colombia el interés por la venta del servicio de energía eléctrica a elevados costos es más importante que la protección del ambiente. Y así mismo ocurre con los demás recursos energéticos.
Y si por aquí llueve, por otras regiones no escampa. No existe un verdadero compromiso en reducir las emisiones de bióxido de carbono o metano; la presión que reciben los gobiernos por parte de los grandes empresarios pesa más que la firma de un documento que lo pueden burlar sin la auditoría de no más que de su propia voluntad.
Es por ello que la joven líder ambiental de origen sueco Greta Thunberg hizo un llamado para que la gente saliera a marchar para exigir un compromiso serio; que los mandatarios tomen medidas para reducir a la mitad las emisiones de efecto invernadero. La respuesta no se hizo esperar, se calcula que salieron a las calles más de 50.000 personas en Glasgow y otras ciudades. Algunos ambientalistas preocupados por la crisis ambiental, llevaron un bloque de hielo de un cuarto de tonelada, desde Groenlandia, para poner en videncia los que está pasando en el mundo.
Por la falta de compromiso de los líderes mundiales, el cambio climático no es un suceso del futuro, el cambio climático es una realidad, es por ello que se está manifestando en huracanes, veranos más calientes e inviernos con aguaceros torrenciales que pueden ocasionar deslizamientos e inundaciones. Lo más seguro es que las pequeñas islas desaparezcan y las ciudades costeras corran el riesgo de ser inundadas o puedan desaparecer.
Los países más contaminantes, en su orden, son: China, dos veces más contaminante que Estados Unidos, pero china ha duplicado las acciones de mitigación, Estados Unidos que no se decide a tomar medidas, Rusia e India.
La tierra es el más hermoso tesoro del que disponemos todos los seres humanos, pero si no asumimos el control, la humanidad empezaría a sucumbir en medio de la abundancia de la inmundicia que se produce al fabricar cosas que no son necesarias o urgentes. El empleo de la bicicleta contribuye a mitigar el cambio climático.