El radar inmóvil de un partido ignorado

Nunca antes en la historia política de nuestro país, habíamos tenido un abanico de candidatos presidenciales tan numeroso, como el sometido ahora, con miras a la escogencia de dos candidatos finales, aspirantes a la presidencia de la república, para el próximo periodo constitucional. Lo anterior, bien lo sabemos, como consecuencia del número de partidos políticos existentes que, lamentablemente, irrumpen en el “grupismo”. Y de aquí, el sinnúmero de aspirantes al congreso, y la consiguiente profusión de listas, ahora tan enmarañadas, como propicias a la confusión del electorado común y corriente.

Se avecina la fecha de la elección presidencial. El debate electoral o electorero, discurre muy agitado, que, a veces, raya en la intolerancia. Un debate que trascurre entre un cúmulo de manifestaciones, propuestas y promesas. Mucha propaganda, muchas adhesiones, muchos abrazos. Muchos ropajes y reportajes. En pocas palabras mucha fronda retórica o torrentes de palabrería. Poca sustancia, nada que convenza plenamente. Cambio es la palabra de combate. Todo va a cambiar, es la manida expresión de siempre, ante una realidad crítica y compleja; y saber la impredecible ocurrencia entre las palabras y los hechos. Lo realmente conveniente, que se nos señale “el camino que se ha de seguir para conseguir otro mejor”. Aunque nos lacera el hecho de que padecemos violentas distancias y discordias que parecen de nunca acabar.

Todo esto se condensa en un cotidiano aviso televisivo: El radar de la política se mueve. Ciertamente, se mueve con intensidad. Infortunadamente, existe otro partido silencioso, que ni suena ni truena, que no hace ruido ni gala de ostentación. Un partido ignorado. Pero lo más preocupante, un partido mayoritario, el más numeroso de la nación. Este partido, tan cercano a nosotros, no es otro que el partido de los indiferentes.

A este respecto, un talentoso e ingenioso escritor del siglo XIX, que esconde su nombre con el de El Tío Santiago, nos hace estas atinadas consideraciones, muy apropiadas para la época actual. Recordémoslas:

Cierto partido, el más numeroso de la nación, el que causa más males que todos los revolucionarios juntos, partido que no suena ni truena, y contra el cual en el código de Solón se fulminaba pena de muerte, el partido de los indiferentes.

Los indiferentes que no hacen ostensiblemente ni bien ni mal, que no tomando cartas en ninguna cuestión creen tener una buena conciencia, son los que dejan perder la causa del orden, y ocasionarán la ruina de la república…

Los indiferentes que ven con impasible semblante la ruina de la república pecan y son reos de lesa sociedad. Son como el indolente que, por no trabajar, se deja morir de hambre.

No son patriotas los que se llenan la boca con la palabra Libertad, y la vociferan en plazas y calles sin trabajar en beneficio de la sociedad; no son patriotas los que ven la causa de su religión comprometida y amenazado el orden público, y dejan por pereza que se pierdan las elecciones no son patriotas los que aconsejan el indiferentismo en tan críticos momentos…

Aún más, acerca de los partidos políticos, los enmarca con esta fina estocada:

Partido: es decir, partidos sin pies ni cabeza, partidos que fermentan en el acalorado cerebro de unos pocos alborotadores, y nada más. En sustancia, palabras escritas, palabras habladas, palabras gritadas, palabras impresas, palabras calumniosas, palabras gastadas, palabras incorrectas, palabras, en fin, que se lleva el viento.

  • Y las elecciones?
  • Intrigas de parte de unos, é impertinencia de parte de otros.
  • Y los candidatos?
  • Como Dios los hizo, apoyados en sus sostenes y levantados como la vid sobre el espaldar que les arriman sus respectivos periodistas…

Éstas, las reflexiones (personales y universales) que, hace largos años, nos hacia el visionario Tío Santiago. Sin tregua alguna, ojalá que los indiferentes Tomen conciencia de lo que constituye y representa, en estricto sentido, el voto popular. Lo demás, es puro y neto electorelismo

VICENTE PÉREZ SILVA

Angasnoy (Refugio del cóndor), mayo del 2022.

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