Gobernador, estamos listos para el diálogo

El Cauca, es pluri-étnico, lo que conlleva un valor racial y cultural. ¿En realidad es un valor? ¿Hay una raza caucana? ¿Por qué es tan difícil la convivencia interracial en el Cauca? ¿La naturaleza del caucano ser violento?  ¿Si nos unimos como caucanos, haremos la diferencia? ¿Por qué no hay unidad política entre los pueblos y razas caucanas? ¿A quién le conviene la guerra que tenemos? ¿Qué y cómo logramos unir a los caucanos?

Tenemos bandera, escudo e himno, y por ahí derecho una historia oficial. Símbolos y narrativa que nacieron de la buena voluntad de alguien y permanecen en el tiempo gracias a una imposición oficial, sin reflexiones, ni preguntas, sin actualizaciones.

Pero la historia de los pueblos es mutable y el tiempo incorpora nuevos elementos, personajes, saberes, descubrimientos. Y esta columna de prensa es una exhortación a revalorar la historia de nuestro territorio caucano en pro de un “diálogo regional” que permitan la revisión de esas narrativas y símbolos acallados o faltos de reconocimiento oficial (para empezar) y así podamos sentarnos todos en la misma mesa.

En el caso Popayán y el Cauca opino que hay necesidad de examinar algunos detalles que nos confrontan. Y ojo, no estoy indicando desconocer lo que tenemos, por el contrario, es una invitación a incluir de la mano de las comunidades (la reflexión colectiva y el debate público), otras representaciones del territorio. En otras palabras, actualizar nuestros catálogo de historia (en busca de símbolos de unidad) para mejorar convivencia, economía, política y cultura, entre otros aspectos.

No invoco rechazar o destruir lo que hay (insisto), porque lo que tenemos es testimonio de algo. Al contrario, la idea es revalorar, revisar, actualizar lo que en Popayán, cuyo imaginario es testimonio de la colonia y los primeros años de vida republicana. En concreto, comenzar por incluir otros períodos históricos donde los que estamos vivos tenemos algo qué decir.

Creería incluso, que requerimos de otras formas de leer nuestra realidad. Para el caso, “la lectura inferencial” podría ayudar. Por ejemplo, se nos enseñó que el puente de El Humilladero representa la ciudad colonial, pero una inferencia nos diría que es un símbolo al trabajo, la presencia de la cultura europea por aquí (el arquitecto era italiano), o un monumento a la mentira, si se quiere (cuando contaban que fue construido con sangre de esclavos).

Popayán tiene varios museos de próceres y artistas blancos, pero frente a ellos surgen preguntas: ¿por qué en doscientos años no se construyeron casas similares para honrar proezas de la raza negra, indígena o mestiza?  Y con seguridad la respuesta nos servirá para develar un correlato invisible y lograr esas revisiones necesarias en busca de apaciguar espíritus exaltados ante el ninguneo.

Si en el Cauca viven afro-descendientes e indígenas, ¿por qué en Popayán, la ciudad capital, durante doscientos años solo existieron iglesias católicas? ¿No sería interesante tener diversidad de templos, cultos y ceremonias involucrando otros saberes en la ciudad blanca? Hay que hablar de esas cosas. El diablo esta en los detalles.

Escribo esto para invitar a tener una visión de unidad como caucanos. Se trata de buscar argumentos en colectivo para abandonar prácticas culturales y narrativas que nos han dividido, empobrecido y generado violencia.

Qué bueno sería abrir espacios con la gente para construir un Cauca Grande porque necesitamos dejar de odiarnos por raza o política.

En ese sentido, bienvenidos los diálogos regionales que propone el presidente electo Gustavo Petro. Aquí los necesitamos con urgencia para salir de la guerra, la pobreza y el subdesarrollo.

Cambiar la mentalidad implica tiempo y educación. Educar para reparar y construir una narrativa frente al siglo XXI que nos permita hacernos dueños de nuestro destino (y de nuestras riquezas) es un sueño que se puede lograr con liderazgo.

Gobernador, estamos listos. Convoque pues… haga historia. Logre usted ese “cabildo abierto” en busca del reconocimiento, la verdad y la reconciliación. Cite, facilite la logística… hagamos la diferencia.

 

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