Investigación: Fundación Estanislao Merchancano www.isidorohistoria.com
En el año de 1929, el 4 de enero, aparece el desfile de una comparsa que tomó el nombre de “Familia Machuca” para rememorar a la “Familia Castañeda” un muy antiguo evento que nació en Antioquia (municipio de El Retiro) y que revive la primera gran manumisión de esclavos afroamericanos que se hizo en territorio colombiano y gracias al humanitarismo y la fe católica de la Señora Javiera Londoño de Castañeda y de su esposo. Se puede decir que aquel hecho histórico, sucedido en una región distinta a la de Pasto, es como la puerta de acceso al aporte de África dentro de este proceso multicultural que, como ya expuso en un artículo anterior, fue aceptado por un viejo consenso de la ciudadanía pastusa. Al mismo tiempo, desde un principio se le dio un carácter de integración del campesino, el colono, el peregrino y el migrante en general, a la fiesta urbana.Desde 1927 aproximadamente, se agitó en Pasto la necesidad de involucrar nuevos elementos carnavalescos que le den atractivo y renovada vitalidad a la “fiesta de la ciudad”, con lo cual definitivamente se la reconocía como un Carnaval multicultural, cosmopolita, para propios y forasteros, y por ello, también por su antigüedad y celebración casi que continua, esta festividad, año tras año, aumenta en número de visitantes, en participación, y en la calidad de las creaciones festivas que se presentan en sus diferentes fases o fechas tradicionales.

La historia de Doña Javiera Londoño de Castañeda (viuda de Don Ignacio Castañeda y Aterhortúa), por lo hermosa y apasionante bien vale la pena recordarla ahora que estamos en carnaval; esta matrona nacida en Medellín, y quién al morir en el Guarzo en 1767 hizo su testamento, en el cual daba carta de libertad a 125 esclavos suyos, les regalaba una mina en las cercanías y tierras para vivir lo más apartado que sea posible, para que nos los vuelvan a esclavizar, y con solo la condición de que los liberados construyeran la capilla de la Virgen de los Dolores, en la hoy cabecera del Municipio de El Retiro (Antioquia) y que cada año le realizaran, todos ellos, una misa por su alma en esa capilla. Los libertos volvían cada año desde la zona rural del Retiro, a brindar un homenaje a Doña Javiera, de esta forma se constituyendo este evento cultural que tomo el nombre del “regresos de los “Castañeda”, acordémonos que los esclavos libertos tomaban el apellido del amo que los liberaba.
Esta acción tan deslumbrante e inesperada movió a los liberados a volver en Diciembre de todos los años, hasta mediados del siglo XIX y desde el año de 1768, a dicha cabecera con todos sus familiares, hijos, nietos, peroles, perros, gallinas, etc., en carretas tiradas por bueyes o burros y en una especie de dramatización que tenía el inconfundible y memorioso nombre de: “Entrada de la Familia Castañeda” y después de la misa comprometida, bailaban sus antiguos ritmos y danzas más alegres en la plaza, evento que se repitió con algunas interrupciones, hasta hace unos treinta años atrás (en el Retiro) cuando lo animaba un señor de nombre Jair Castaño. Hoy en día en el Retiro Antioquia se celebra la Fiesta de los Negritos del 26 al 30 de cada año, como un homenaje inequívoco a esta lustre matrona.

Doña Javiera además donó 10.000 pesos a las doncellas pobres de Marinilla, Rionegro y Llanogrande, según los datos muy bien documentados del Dr. Julio Cesar García, de los presbíteros Roberto Ma, Tisnés y Javier Piedrahita, Beatriz Patiño, entre otros autores. Por este acto excepcional de grandeza y piedad, Doña Javiera es considerada por quienes acudimos a la historia para guiar nuestros caminos, como la verdadera “libertadora” en tanto que fue la precursora de la abolición de la esclavitud en el mundo y al menos en América por cuanto prefirió manumitir a sus esclavos y no venderlos; no obstante que con su insólita decisión perdió una fortuna no menor a los mil millones de pesos actuales.
Durante mucho tiempo se ha dicho que el periodista ipialeño Alfredo Torres Arellano, el escritor Carlos Martínez Madroñero y sus amigos, el 4 De enero de 1928 fueron quienes se inventaron la familia “Castañeda”, al introducir casi a la fuerza a una familia campesina que viajaba en romería a las Lajas, como fruto de la emoción etílica de ese momento. En realidad, se los puede considerar como colaboradores asiduos y efectivos de este evento, puesto que, según el testimonio del entonces Teniente Coronel tuquerreño Julio Garzón Moreno y de varios oficiales de esa época, la “Familia Machuca” se presenta, el 4 de enero de 1929, en el contexto de los Carnavales de Pasto, plasmando la idea del Comandante del Regimiento Boyacá No. 12 acantonado en esta ciudad, el Coronel antioqueño Manuel Ernesto Ferrer.
Integrantes del Batallón Boyacá y el comandante Manuel Ernesto Ferrer
El nombre de “Machuca” se lo creó para que “no hubiera confusión” con la “Familia Castañeda” de origen antioqueño, y en la comparsa original participaron diversos oficiales y como arriero se disfrazó el teniente Julio Garzón Moreno. Dadas las importantes connotaciones que rodean al evento de origen antioqueño de la familia Castañeda y mediante la colaboración de los integrantes del Club “Unión” y, posteriormente, del Club “Colombia”, de los mencionados periodistas, de las organizaciones artesanales y populares, desde 1930 se siguió celebrando el 4 de enero como el día en el cual desfilaba la “Familia Castañeda” con la participación de oficiales y suboficiales del Batallón Boyacá y de vecinos de la hoy Avenida Colombia.
Para quién quiera mayor información y ampliación sobre estos temas, pueden encontrarlos en la obra “La Historia no contada del Carnaval de Negros y Blancos de Pasto”, investigación realizada por Armando Oviedo Zambrano y Jesús Alberto Cabrera Zambrano. E-mail: bci.proyectos@gmail.com