En la mitología Persa la Mantícora es una quimera con cabeza humana, cuerpo rojo, cola de un dragón o escorpión. Su acción depredadora de seres vivos además de devorarlos con sus fauces es disparar espinas venenosas para incapacitar o matar a sus presas. Pero los juegos de tronos (Game of thrones) que se juegan a diario en el mundo superan toda la escenografía y simbología de las mitologías de la antigüedad.
Comenzando la segunda década del siglo XXI, la Mantícora se ha desatado en cabeza de Donald Trump, el peor presidente de los Estados Unidos de América. Quien a las puertas de un juicio político en su país, dio la orden para que la armada americana asesinara al comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní, Qasem Soleimani, que vienen triunfantes y desafiantes desde 1979.
Los iraníes dicen «We will take revenge». Prometen vengar el asesinato del segundo hombre en importancia de Irán, amigo de Irak en su lucha contra ISIS o el Estado Islámico. También los iraquíes rechazaron el bombardeo sobre Bagdad realizado por Estados Unidos afirmando que era una violación a su soberanía, aun a sabiendas que las fuerzas americanas están en su territorio bajo el manto de una guerra contra el “nuevo califato”. La historia de traiciones, guerras, guerrillas y contraguerrillas auspiciadas por Washington y el Pentágono no cesan en el mundo.
Ante esta situación los analistas de Oriente Medio se están concentrando sobre dos situaciones. La primera es cómo estos asesinatos impactan en la economía fluctuante de los mercados mundiales, en especial los precios del petróleo, oro y monedas que se mercadean en las bolsas de valores. La segunda es que esperan cual será la respuesta de Irán y países Estados de la región donde hay alianzas siniestras pro-guerra como Estados Unidos – Emiratos Árabes Unidos – Arabia Saudí – Israel o su contraparte Irán – Rusia – China, bloques de una nueva guerra fría de connotaciones nucleares.
De fondo queda clarísimo la doble moral de los líderes mundiales. La muerte a través del asesinato premeditado es normal (justificada, aprobada, aplaudida, legalizada). Por otra parte como reacción, la venganza también es normal (justificada, aprobada, aplaudida, legalizada). Sin ningún reparo ético, moral o religioso el ciclo pernicioso de matar – vengar – matar es la estrategia de fondo.
En esta ley del Talión de apretar el gatillo o el botón rojo (misil, bomba, dron) se volvió política de Estado. La dicotomía asesinato – venganza queda legalizada por los que mandan en el gobierno y los que administran justicia, perdonada por los religiosos, financiada por los empresarios y aplaudida por los políticos del congreso y los ignorantes que los eligen. ¿Esta Mantícora mundial, guardadas proporciones, no se les parece a la situación de Colombia y de Nariño?
En Colombia los asesinatos sistemáticos de líderes sociales si tienen un patrón de comportamiento operativo y por supuesto político – ideólogo – económico. Van más de 800 homicidios desde la firma del acuerdo de paz de 2016. Medicina Legal afirma que hay 200 mil cuerpos sin identificar en los cementerios de la patria, en su gran mayoría con el supuesto que son producto del conflicto armado: desaparecidos, falsos positivos, juicios revolucionarios. Cada homicidio está premeditado por una orden que obedece a un interés (casi siempre económico, empresarial, financiero, terrateniente y político). Sin embargo el pueblo colombiano perseguido no usa la venganza como reacción, sino la resistencia.
La continuación del paro nacional luego del 21N, las movilizaciones sociales programadas por incumplimiento de compromisos estatales, la ola de indignación social en especial de las juventudes y las protestas ante la corrupción – injusticia – mal gobierno, serán la agenda política en Nariño y Colombia.
Esta segunda década que iniciamos, seguro se convertirá en un año 2020 de resistencia mundial, nacional y departamental contra la guerra, la corrupción, la criminalidad, la injusticia, los empresarios de las necesidades colectivas y contra la Mantícora. Que la mitología de los dioses y hombres de la paz sea superior a los que encarnan la guerra.
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