En 1997 escuché por primera vez una canción de Eric Clapton. Recuerdo que un amigo tenía un videocasete en formato VHS donde había grabado de la televisión videos musicales de rock. Siempre que yo lo visitaba le pedía dos videos: Pearl Jam “Jeremy” en una presentación de los premios MTV de 1992 y “Layla” de Eric Clapton en la versión Unplugged.
La parte que más me gustaba era el solo de Clapton, siempre me cautivaba y me sacaba una sonrisa. Años después ese trabajo discográfico hacía parte de los que más escuchaba cuando estaba solo. No sé por qué nunca había indagado en la música de él, si siempre que iba a un bar o me encontraba con amigos para tocar guitarra, sonaba una canción o alguien tocaba el inicio de alguna canción.
En el 2007 comencé a escuchar parte de la música que ha hecho. Me encontré con algunos de sus grupos “The Yardbirds” “Cream” “Blind Faith” y obviamente con su producción en solitario. Allí me encontré con el álbum que más me gusta: Pilgrim.
La conexión con ese trabajo fue inmediata: es suave, dulce, nostálgico. Por ratos me parece estar escuchando un álbum Pop, pero la esenciablusera de Clapton aparece para envolvernos en una atmósfera melancólica.
Pilgrim es una de esas obras artísticas que generan un espacio de soledad, de creatividad, de introspección, de conexión con recuerdos. Es difícil de explicar pero hay obras que logran traer sensaciones pasadas, olores, imágenes… Ello no deja de asombrarme porque ¿Cómo hace un artista para recrear pasajes de la vida íntima de un desconocido?
Recomiendo Pilgrim de Clapton porque es uno de los trabajos discográficos del que me gustan casi todas sus canciones.