Lo mencionábamos hace un tiempo en esta columna: los manglares, base fundamental de nuestro ecosistema, luchan constantemente contra el cambio climático, pero también contra esos grupos armados y esas mafias que no ven manglares sino estorbos. El área total de la Colombia en manglar es de 290.704 hectáreas. 12 departamentos tienen presencia de bosques de mangles, siendo Nariño, Chocó y Magdalena los principales al reunir el 85% de toda esa área. La riqueza es enorme, pero el daño que se le está haciendo es irreparable.
¿Cómo luchar en su defensa? El programa Carbono Azul de Minambiente es una buena estrategia, y el proyecto Jóvenes Rompiendo Barreras de Minciencias es una maravilla. Pero hace definitivamente hace falta información, porque la lucha de estas personas no se puede quedar sólo en ellas. Le pedimos a la gente que sea consciente de la defensa manglar, pero si desconocemos que es y su utilidad, poco se puede hacer para crear conciencia.
A comienzos de 2021 los fotógrafos, diseñadores gráficos y documentalistas Luis Ponce, Diana Moreno, John Mario Leyton y Juan Pinzón, quisieron dar a conocer estos ecosistemas y aplicaron y ganaron el programa de proyectos audiovisuales Abre Cámara que había convocado el MinTic. Gracias a ello, el equipo investigador se amplió y se integraron especialistas como la productora Lizeth Rodríguez, la editora audiovisual Margarita Nieva Santacruz o el periodista Gustavo Montenegro.
También, por supuesto, un equipo de asesores científicos como Germán Narváez, John Jairo Calderón, Johana Arévalo, Lucero Legarda y Miguel Martínez.
Ellos han rodado una serie documental titulada Refugios Climáticos, firmada por la productora Dos Venados, y que recoge en capítulos la vida de la flora y fauna que habita en la naturaleza de Nariño.
Los tres primeros capítulos que conforman la temporada son: manglares, bosques secos y páramos. Y es que el caso de los manglares se extiende a los bosques secos en todas sus variedades, pues la deforestación está provocando el fin de algunas especies, entre otros males.
Los páramos, entretanto, que suponen más de 100.000 hectáreas en Nariño, han sufrido por la adquisición ilegal de predios y por la invasión de grupos ilegales, pues deberían ser refugios naturales silvestres, siempre ubicados a gran altura: por encima de los 3.000 metros. No es un hecho baladí. El 50% de los páramos en el mundo, están en Colombia, y un gran porcentaje en el Nudo de los Pastos.
Refugios Climáticos no es una pieza audiovisual de turismo, aunque podrán serlo, sino una mirada al interior de un ecosistema natural que bien podría estar localizado en Chocó, en el Putumayo o en Norte de Santander. La defensa de Colombia comienza por el conocimiento real que se tenga de ella, más allá de las noticias diarias o de las promesas de los candidatos políticos.
Para ganar la batalla de la preservación natural hay que dar a conocer. Luego se tienen que fortalecer las políticas públicas de restauración, manejo, protección y conservación de estos espacios naturales. Después hay que concientizar, y finalmente hay que pedir ayuda.
Como decíamos también aquí, por ahora, es sólo un sueño que una ONG o una fundación internacional se aventure en nuestras tierras inhóspitas para desarrollar proyectos similares a los que se hacen en los manglares de las Islas Fiji o en los bosques secos de Madagascar, pero antes hay que tener una herramienta para decirles: este es nuestro territorio. Y ese es el fin de este proyecto que ha liderado Luis Ponce.