Luego de escuchar una reciente entrevista al aspirante conservador a la gobernación de Nariño, Damir Bravo, realizada en Ipiales, sus planteamientos expuestos, en mi concepto, resultan inquietantes. Esto porque, por lo menos en tres puntos, requieren de una comprensión de lo público, de lo administrativo y de una visión del desarrollo acorde a un territorio diverso, multicultural y étnico.
Por un lado, debo dejar claro que respeto profundamente la trayectoria gerencial y empresarial del Dr. Damir Bravo. No es fácil hacer empresa en Nariño. Los emprendimientos requieren de mucha fortaleza, decisión y compromiso con un objetivo. Valores que son notables en el dr. Bravo.
Por otro, la intención de este texto es simplemente anotar algunas precisiones sobre elementos de trascendencia para la región. Esto porque el departamento exige un liderazgo con conocimiento técnico, administrativo y gerencia pública que reclame al gobierno nacional lo correspondiente.
Primer tema.
Las regalías en Nariño son la principal fuente de inversión.
El candidato habla de transferencia de recursos de regalías. El Sistema General de Regalías se basa en un modelo de asignaciones y no de transferencia. Es decir, la Gobernación de Nariño no cuenta en su tesorería con los recursos del sistema. Estos recursos se encuentran en el Ministerio de Hacienda. Para lograr ejecutar esos recursos se requiere la formulación y gestión de proyectos, en donde Nariño es muy débil. Es importante decirle al candidato que es necesario manejar adecuadamente este tema porque en la actualidad esta fuente de recursos es la más importante para generar inversión. De hecho para el próximo gobierno se podría disponer de cerca de Un billón de pesos. En esto, no valdría amistad y buena relación, que no parta de un conocimiento técnico y administrativo adecuado.
Segundo tema.
El candidato propone que “Venga el desarrollo” a Nariño. Creo que es necesario decirle que el desarrollo debe construirse desde las capacidades locales y regionales. Sería un error pensar en importar un modelo que no tenga en cuenta el territorio y los actores tan diversos y deferentes de Nariño. Por esto, los proyectos económicos y sociales que se planteen deberían partir de las potencialidades propias, y de acuerdo a los desafíos de un momento histórico determinado.
Los nariñenses definen su modelo de desarrollo.
Tercer tema.
Frente a su doctrina conservadora en donde dice que “le gusta la propiedad”. Se debe señalar que la propiedad privada es un derecho que está consagrado en la constitución y que para el caso de Colombia no existe discusión frente a su protección. En el departamento de Nariño es interesante destacar que más del 60% del territorio es colectivo, lo cual riñe con una concepción tradicional de propiedad. Además, Nariño es un departamento que necesita con urgencia que se cumpla las iniciativas de restitución de tierras, dado el despojo, desplazamiento e historia de guerra sobre los territorios. Por esto, el departamento exige una actualización y amplitud en los conceptos acordes a una región y a un momento histórico.
Es claro que un Gobernador no necesariamente debe ser administrador público, ni abogado, ni mucho menos politólogo, pero sí es fundamental que tenga una claridad sobre una visión de desarrollo, conozca la dinámica del sector público, y las condiciones culturales y poblaciones de la región.
También, y para finalizar, no se trata de posiciones ideológicas de izquierda o derecha, se trata de gestión pública. Se trata de una historia regional que se debe conocer para construir un mejor futuro para la ciudadanía. Del sueño que siempre ha estado presente, de incluir un departamento diverso y diferente. Además de una posibilidad real de una gestión adecuada para disminuir las brechas sociales existentes.
La realidad que afronta el departamento de Nariño exige precisión. Regla de tres igual a aterrizar el discurso.