Talentoso artista nariñense, Cristian Salazar, es El personaje 10

Fue algo casual mirar entrar a un joven terciado una guitarra al restaurante donde almorzábamos con mi familia. Descargó su instrumento y procedió a afinarlo. De inmediato hizo sonar el ritmo característico del son bolero de mi Cuba amada. ¡Oh, por Dios!

«Aunque tú me has dejado en el abandono

Aunque tú has muerto todas mis ilusiones

En vez de maldecirte con justo encono

En mis sueños te colmo

En mis sueños te colmo de bendiciones.»

Es Lágrimas negras del legendario Miguel Matamoros, una de las canciones más versionadas en el mundo, junto con la Guantanamera con los versos del apóstol de Cuba, José Martí. Es un himno para los cubanos como la Guaneña para los pastusos.

La piel se me encoge y solo atino a decirle a mi compañera de mesa que es una de las cosas más hermosas que he conocido de mi Cuba del alma, el centro cultural de la América Latina.

Coreamos la canción con la emoción de un sentimiento hecho canción en un momento en que el maestro Miguel Matamoros la compusiera para el inmortalizado Trío Matamoros, junto con Siro Rodríguez y Rafael Cueto. También, del mismo maestro Matamoros es la inspiración del bolero montuno Son de la loma.

Resulta maravilloso que generaciones muy jóvenes sientan simpatía por estas bellas composiciones que son un patrimonio del mundo. Cristian Salazar cantaba con una entonación que arrasaba emociones y que los comensales suspendían el movimiento de cubiertos como diciendo «¡juemadre, qué hermosura!» Cuando terminó, la gente que a veces no les presta atención a estos músicos furtivos, estalló en aplausos.

Después de son sureño y otras más, lo llamamos para pedirle que nos cante nuevamente Lágrimas negras, momento que aprovechó para contarnos su propósito de sensibilizar a la gente por el cuidado de la naturaleza. Dice que se fue a vivir cuatro meses a La Cocha, donde compartió con animales y plantas y sintió mucha preocupación por una planta que aporta agua para dar nacimiento a los ríos. Sintió mucho dolor al ver que algunas personas con el propósito de establecer cultivos quemaban el frailejón nativo que se tarda muchos años en crecer. A partir de ese momento decidió volverse defensor del frailejón y le compuso una canción. Pero no siendo lo suficiente, decide dejar de llamarse Cristian Salazar para adoptar como nombre artístico Frailejón.

Ahora Cristian se hace el propósito de entonar canciones como Frailejón en un acto de que todo no es el dinero; que lo primero es la naturaleza, sin ella no somos nada.

Frailejón (Cristian) se acercó a nuestra mesa y le dimos un emolumento por repetir el otro himno de Cuba: Lágrimas negras. Se fue muy agradecido dando bendiciones por apreciar su música. Quisiéramos encontrarnos muchos Frailejones todos los días, para amenizar no solo el almuerzo sino la vida, como lo hace este austero caminante que cree que otro mundo es posible. ¡Buena vibra, Frailejón!

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