Hay cuatro formas de consumir música hoy en día: escuchando podcasts, escuchando música en streaming, observando y escuchando un vídeo, y escuchando en un reproductor tradicional. Vamos a ver que sucede con estas cuatro formas, para donde van las tendencias y que podemos esperar de ellas en un futuro inmediato.
Los podcasts vivieron hace poco un boom. Todos querían hacer podcasts, era el gran negocio de los medios de comunicación y las empresas, y la plataforma en la que podíamos hablar, comentar, criticar, compartir, escuchar, descubrir y disfrutar no sólo música, sino cualquier tipo de audio. Los columnistas de opinión, por ejemplo, sacaron su propio podcast.
Este boom en concreto tuvo su mayor auge durante la pandemia, en concreto durante el confinamiento. La ausencia de medios físicos para saber de algo acrecentó su desarrollo. Las emisoras de radio crecieron exponencialmente su audiencia y eso hizo que grandes plataformas como Spotify apostaran por el podcast adquiriendo empresas de podcasting y contratando a podcasters de renombre (que aunque no fueran profesionales de este mundo, eran figuras reconocibles en el mundo).
El mercado del podcast estaba tan en boga que hacerlos se convirtió casi en una especialización universitaria. Ese parecía ser el futuro con cursos, mediadores, lanzaderas y lobbys para acceder a la gran industria. Era curioso porque desde medios de comunicación como Radio Gladys Palmera siempre había existido un problema con el podcast: su promoción se hacía a través de redes y la gente le daba un «me gusta», pero no entraba en él. Aquella moda parecía una burbuja y así lo fue.
Cuando acabó la pandemia la creación de contenidos cayó en picado y de su pico más alto que fue 2021, el descenso fue de un 70% para 2022. No es que hayan desaparecido. Siguen allí y hay podcasts muy buenos. En ese universo están los programas tradicionales de radio que pueden escucharse por esta vía y donde los especializados en música son auténticas joyas que vale la pena escuchar. Pero ya no hay boom, aunque varios periodistas colombianos siguen pensando que la moda es duradera.
Por supuesto, hay una nueva tendencia al respecto: la prescripción o sistema de recomendación. Qué escuchar, que ver, que descubrir. Es la síntesis de los programas tradicionales, su reducción a la esencia. Y sobre esa tendencia compiten hoy en día Spotify, Apple Music, YouTube Music y Amazon Music; o sea, los reyes del audio.
La música en streaming, en cambio, no ha reducido un ápice su capacidad de impacto. Spotify sigue estando en cabeza, pero hay un alud de plataformas para escuchar tu música favorita. Se trata de grandes servidores con un software que permite la interacción del usuario, música a la carta
Las principales plataformas son Amazon Music, Apple Music, Deezer, Qobuz, Spotify, Tidal y YouTube Music; cada uno con una oferta muy variada de servicios. Todos tiene sus ventajas: Qobuz es muy fuerte en descargas, Tidal en calidad de sonido y Deezer en facilidades de suscripción. Hay todo un ecosistema entre ellas.
A esta lista habría que añadir a Pandora, posiblemente la más veterana y que funciona como una estación de radio con música a la carta. La plataforma ayuda al usuario con recomendaciones, pero tu puedes personalizarla. La prescripción musical la han desarrollado de manera eficiente Last.fm y Live365
El problema de Pandora, al igual que el de la mayoría, es que no es universal. Pandora sólo está disponible en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, en tanto que sus rivales no funcionan de la misma forma en todos los países y aún tienen que mejorar en la interacción con Alexa, Siri y otros sistemas de ayuda cotidiana.
Vamos a los vídeos. Hasta ahora la forma más sencilla de encontrar una canción difícil, de aquellas que ni Spotify tiene (a pesar de sus 80 millones de canciones) es YouTube. Allí suele haber de todo. La razón de buscar música en YouTube es que no te hace falta ser suscriptor y puedes encontrar contenido adicional relacionado con la música que buscas, pero que no es necesariamente música. La historia de un cantante, por ejemplo.
Pero YouTube tiene un fuerte competidor en TikTok, aunque este opta por la fórmula más sencilla: no la música de archivo, sino la música nueva generada por el protagonista del vídeo. Y como su éxito ha liso arrollador, el propio YouTube ha tenido que adaptarse con sus Shorts, que son micro vídeos en formato vertical, que es el fuerte de TikTok.
Nos queda hablar de los medios tradicionales. Los computadores ya no incluyen lector de CD/DVD, en gran medida por la limitada capacidad de almacenamiento de estos soportes, pero también porque la música en CD vive horas bajas. Resurgirá un día próximo, como ha resurgido el vinilo que, como ya hemos dicho en varias ocasiones, no es que se haya ido, nunca se fue, pero el encanto por lo analógico lo ha convertido en un objeto de culto con una tracción peculiar.
Junto al vinilo están, como no, los reproductores, que existen de dos formas: los tocadiscos para sibaritas, carísimos y altamente calificados para reproducir la música con muy alta calidad de sonido; y los tocadiscos portátiles, de plástico, muy baratos, pero que funcionan muy bien y se pueden ubicar en cualquier rincón de la casa.
Estos tocadiscos vienen con un cable USB y un software para digitalizar el vinilo y escucharlo posteriormente en el computador. En este sentido, los gigantes del mercado de venta, Amazon y Aliexpress, ofrecen conversores precarios de todo lo analógico: cassette, VHS, Beta, lo que ha supuesto una digitalización total de nuestras vidas, sin contar la fotografía que también tiene sus conversares.
Dicho esto, ¿qué pasa con la Inteligencia Artificial? Esta es la nueva moda que dejará secuelas, como las han dejado todos los servicios y plataformas anteriormente citados. Tanto la IA como esa especie de habitáculo avatar conocido como Metaverso, serán un complemento para la música en la medida en que se integren al Internet de las cosas, o sea a la digitalización total.
Hace poco Spotify presentó un DJ IA, que es como tener un pequeño robot a tu servicio que hace todo por ti. Sin embargo, esa no es la idea de lo que queremos. Si algo tiene la música de bueno es que funciona para que nosotros la elijamos, y eso supone el descubrimiento que se da con la búsqueda. No hace falta alguien que nos suplante. Nosotros podemos hacerlo. En suma el DJ IA no es necesario.
Pero hace falta de la búsqueda de eterna de una opción que nos satisfaga. La suma de algoritmos y servicios es el futuro inmediato, pero también hay que «complacer» otros aspectos como la calidad del sonido y eso todavía está en pañales y únicamente los medios tradicionales lo ofrecen. El HiFi ocupa mucho espacio y lo digital se basa en la búsqueda del menor espacio en todos los sentidos.
Habrá que ver que pasa.