Jaime Ernesto Vallejo, vivió como sintió la música

Un espasmo frío sentí cuando recibí a través de WhatsApp la noticia del fallecimiento de Jaime Ernesto Vallejo, a quien cariñosamente conocíamos como ‘El Mote’. Fue un hombre entregado a la música, respiraba aires andinos y siempre su vida estaba hecha para la música, tanto así que a su núcleo familiar lo convirtió en un grupo de música andina.

Jaime Ernesto Vallejo nació el 5 de mayo de 1963 en Ipiales, fue el quinto hermano de nueve hijos. Desde muy temprana edad se vinculó con las actividades culturales, sobre todo con el teatro y la música en los colegios donde él estudió. En 1981 viene a radicarse a la ciudad de Pasto para estudiar en la Universidad de Nariño, dónde estudió Economía y Comercio Internacional y Mercadeo.

Una vez que se instala en Pasto, el primer acercamiento que tuvo con la música fue con un grupo que se formó en aquel tiempo y que se llamó Antara, conformado por algunos amigos como Jaime Díaz, Arnulfo Pedreros, el maestro Álvaro Mutis (qepd) (a quien también cariñosamente se le llamaba ‘El Mote’). Luego de la separación de Antara salieron varios grupos, entre ellos el grupo Solsticio, que fue el grupo que Jaime Ernesto fundó junto a Daira Rodríguez, Gemma Córdoba y Orlado Troya, no solo con proyección local, sino nacional e internacional.

Jaime Ernesto fue cultor, organizaba eventos, compositor, la mayor parte de las canciones interpretadas por el grupo Solsticio son composición de él. En su condición de compositor fue socio de Sayco, también fue participante del Carnaval; formó parte del grupo semillero de lo que posteriormente sería Indoamericanto. Incursionó en la modalidad de murgas del Carnaval de Pasto, cuando se está entrando el nuevo milenio. Gracias a él se creo la modalidad de instrumentos andinos, puesto que la competencia que se hacía era entre metales, fuelles y andinos, era una competencia desfavorable para la música andina, puesto que la gente decía que las comparsas de metales sonaban más. No obstante, ocuparon los primeros puestos.

Posteriormente, y dando la pelea, lograron que se estableciera la categoría de instrumentos andinos en el Carnaval de Negros y Blancos, donde ocuparon varias veces los primeros lugares. Inconvenientes familiares harían que por un tiempo el Taller Cultural Solsticio se retire del Carnaval.

El grupo Solsticio, con Jaime Ernesto a la cabeza, también tuvo importantes participaciones en festivales nacionales, como el Festival de la Plaza del Mono Núñez; también fue ganador del Festival Anselmo Durán Plazas en Neiva en el año 1999. De igual manera el grupo gana una convocatoria del Ministerio de Cultura de composición inédita, en el 98.

El grupo Solsticio ha tenido la oportunidad de viajar por diferentes regiones del país; y el núcleo central lo conformaban la familia integrada por Jaime Ernesto con su esposa Daira y David, su hijo. Entre sus amigos, que conocían de cerca a este gran cultor, admiraban valores importantes en él como la perseverancia en el quehacer musical, la entrega, la unidad familiar y la persistencia a pesar de las dificultades que siempre se les presenta a quienes se dedican a la música con el mayor de los ingredientes, como es el amor por lo que se hace.

También fue líder social, organizador de eventos, organizó en varias oportunidades el Zumo de Música Andina, últimamente trabajaba con la comunidad indígena del cabildo Awá en la elaboración de proyectos a nivel cultural y social, aprovechando sus capacidades, teniendo en cuenta que tenía una especialización en gerencia de proyectos.

Seguramente, sus familiares y allegados tendrán muchas anécdotas bonitas por recordar. Después de este duelo, lo mejor será recordarlo con esas grandes potencialidades y el legado que asume su hijo David de darle continuidad. En hora buena queda un hijo que promete superar las capacidades del maestro. ¡Gracias por la música, maestro Jaime Ernesto Vallejo Cabrera!

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