Las crisis constituyen una oportunidad: Nariño necesita repensar su rol y desarrollo.

Por: Luis Alfonso Escobar Jaramillo .

El deslizamiento de tierra presentado en el municipio de Rosas (Cauca), es una situación que afecta directamente el bienestar socioeconómico de las familias residentes en el suroccidente del país. Sin embargo, lo que hoy constituye una tragedia puntual es en realidad nuestra nueva normalidad y como tal requiere de la construcción de acuerdos y la definición de propuestas que vayan más allá de la ejecución de un proyecto estratégico como lo es la variante Timbio -El Estanquillo.

Dicha afirmación la sostengo con base en las siguientes seis (6) reflexiones.

  1. El cambio climático es una realidad innegable y la responsabilidad de los actores territoriales se debe centrar no solo en mitigar sus efectos, sino en adaptarse a los nuevos desafíos que esto implica. Alrededor del 90% de la infraestructura vial del departamento, en especial la de primera y segunda categoría, se encuentra en zonas de alto riesgo por cambio climático, situación que exige la definición de un Plan Maestro de Transporte Logístico y Multimodal para el Suroccidente de Colombia, en donde Nariño cobra vital importancia por su carácter fronterizo y portuario.

  1. Existe una total dependencia de las actividades productivas y comerciales del departamento de Nariño sobre el corredor vial Pasto – Cali, razón por la cual se deben diversificar las alternativas de conectividad. Por lo tanto, la vía Pasto – el Encano – San Francisco – Mocoa, desarrollo vial del litoral pacifico, la construcción del puerto de Tumaco y el desarrollo del corredor del Macizo Colombiano, integrado por el desarrollo y conexión de las vías del norte de Nariño, la bota Caucana y el Sur del Huila, territorio que se ha proyectado como el nuevo eje cafetero de Colombia, deben ser una prioridad.

  1. Aunque el deslizamiento tiene una afectación directa sobre Nariño, su ubicación supera la jurisdicción de nuestros mandatarios locales. Es decir, podemos exigir y gestionar con la bancada parlamentaria la necesidad de la Doble Calzada Pasto – Popayán, pero vemos limitada la capacidad de invertir recursos del departamento para realizarlo. Hoy existe la Región Administrativa y de Planificación del Pacífico, RAP Pacifico, que puede ocupar un rol importante en el seguimiento y gestión de la implementación del proyecto. No obstante, el problema es la dependencia absoluta sobre este corredor vial continuaría.

  1. Se requiere la constitución de un nuevo modelo de relacionamiento entre los departamentos del Macizo Colombiano (Nariño, Cauca, Putumayo, Caquetá y Huila), que integran a los territorios con mayores conflictividades sociales, indicadores de violencia y cerca de 4 millones de has de frontera agrícola, que requiere planificarse, conectarse y desarrollarse con recursos de inversión regional y nacional. Es imperativo avanzar en la constitución de la RAP para el Macizo que materialice los proyectos de desarrollo en los próximos 20 años.

  1. Una obra de infraestructura de tal importancia debe estar acompañada de la implementación de política de desarrollo para la frontera y el litoral. Es impresentable que un departamento como Nariño, conocido durante décadas como una de las despensas del país, hoy no tenga la capacidad de sostener el abastecimiento alimentario de sus comunidades. Del mismo modo, se requiere de la activación del sector pesquero y acuícola cómo parte de la apuesta de desarrollo rural integral, a partir del cual se dinamice la economía regional, se generen ingresos lícitos y se reoriente el modelo productivo del departamento.

  1. El bloque parlamentario de Nariño debe apostar no solo por la inclusión de estos proyectos en el Plan Nacional de Desarrollo y garantizar su financiación sino, dada la coyuntura y los últimos episodios de bloqueos naturales y sociales que han afectado al departamento, de presentar y aprobar una Ley de la República, tipo la Ley Páez, que promueva la generación de condiciones para la atracción de recursos y la transformación de la matriz productiva de Nariño como zona fronteriza.

Estas propuestas de largo plazo deben estar acompañadas de acciones concretas para el manejo de la crisis como son:

  1. Comprar las cosechas de los agricultores que impidan el desarrollo de una crisis social y económica en los pequeños productores nariñense.
  2. Controlar el alza indiscriminada de los precios de los Tíquetes aéreos y plantear el regreso de Satena durante la emergencia.
  3. Revisar los costos de los impuestos para la importación de alimentos y productos de primera necesidad desde Ecuador.
  4. Congelar el incremento de los precios de la gasolina en todo el Departamento.
  5. Habilitar el puerto de Tumaco para la entrada y distribución de combustibles para todo el Departamento de Nariño.
  6. Iniciar los estudios de un nuevo sistema logístico-portuario de aguas profundas de Tumaco.
  7. Asegurar los recursos para la construcción del tramo Desvío Timbio -El Estanquillo.
  8. Licitar la construcción de la doble calzada pasto – Popayán y garantizar vigencias futuras.
  9. Garantizar los recursos y acelerar la construcción de la vía San Francisco – Mocoa.
  10. Financiar los estudios del sistema vial del norte de Nariño, bota caucana y sur del Huila como nuevo corredor vial del Macizo Colombiano.
  11. Financiar los estudios del sistema vial del litoral pacífico como corredor articulado con la cordillera y zona andina.
  12. Firmar un nuevo contrato plan para el departamento de Nariño en el cual se priorice la financiación de proyectos agropecuarios e infraestructuras logísticas, que permitan posicionar al departamento con un territorio transformador.
  13. Constituir un nuevo esquema asociativo para los departamentos del Macizo Colombiano.

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