Transporte en Pasto.

Ayer conversando con Don Ernesto, taxista que me hacía la carrera desde la periferia hacia el centro de Pasto, refrendaba mi desconsuelo por la carencia de transporte en estos días de revuelo.
Hablábamos sobre tres situaciones diarias para los prestadores y consumidores de este servicio en la ciudad, los cuales quiero compartirles:
1. Se limitó el transporte de motocicletas pero no se quitaron dígitos en el pico y placa para taxis.
2. A causa de lo anterior, se deteriora integralmente el servicio que presta el gremio de taxistas, ante la multiplicación de la demanda.
3. El servicio público de transporte colectivo a pasajeros que se realiza con rutas estratégicas de buses naranja, sigue funcionando en los mismos horarios y condiciones de temporada baja.
Don Ernesto y todas las personas que a diario están en el rifirrafe del tráfico de pasajeros, el conteo regresivo de los semáforos y el zic zac de ruedas, me permitía traer a la memoria una cifra hiperobólica: desde el 2003 al 2018 el uso de medios de transporte privados, principalmente el de la motocicleta, creció alrededor de un 650%.
Cuestión que evidentemente marca la pauta para estar a la vanguardia de una regulación eficiente, con instituciones jurídico administrativas de movilidad, adaptadas a las necesidades de la ciudadanía.
Por ejemplo y más allá de los hurtos específicos realizados con motos, la situación del mototaxismo, es una realidad que se ha querido tapar a nivel nacional con un dedo. Por el hecho de ser considerado un transporte ilegal no significa que las personas no hagan uso del mismo y además evidencia el alto nivel de informalidad que remolca nuestro país.
Y como muchas realidades en Colombia, se prefieren ni tratarlas ni asumirlas, en vez de regularlas, seguiremos haciéndonos los ciegos y sordos mientras todo sucede y se acepte que a lo inevitable hay que facilitarlo con reglas y condiciones claras, para evitar daños y perjuicios en la persona o en el patrimonio de otra.
Y finalmente, la verdadera movida la conoce la gente que como Don Ernesto, diariamente debe aguantarse el aguacero esperando, haber si a las cien, logra llegar a su casa.
– «Bueno candidata, ni se diga de los famosos medios de transporte alternativos. ¡Si ha visto el culebreo de esos patinadores (patinete eléctrico)!…»
– «Jaja, para la próxima Don Ernesto. Hasta luego y gracias»

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