Un golpe a la ciencia en Colombia por un gobierno «progresista». Una burla a Nariño

Cifras que hablan por sí mismas. Irrisorias, vergonzosas e insuficientes. Se condena a Nariño a una dependencia Tecnológica y científica y se castiga severamente los procesos derivados de la ciencia y el desarrollo tecnológico.
«De nuevo, el presupuesto para la ciencia en Colombia vuelve a bajar. En el año 2024, esa cartera recibirá 17 por ciento menos de los fondos que recibió este año. Cada punto porcentual significa un freno en investigaciones, becas y proyectos. Sin embargo, el escenario ya venía siendo crítico, pues gran parte de ese presupuesto ni siquiera se ha ejecutado. Algunos científicos nos contaron que se sienten decepcionados porque les habían prometido una apuesta por la investigación que superaría el billón de pesos ¿qué está pasando con la ciencia en el país?»
En América Latina padecemos la ausencia de investigadores, los escasos cerebros que se atreven a explorar los vericuetos de la ciencia son vapuleados desde las aulas escolares.
Trágico saber y comprobar que en nuestro continente (el Sur, claro está) apenas se produce el 1% de los artículos publicados en la revistas científicas del mundo y que los artículos producidos por científicos e ingenieros colombianos representan el 1% de la producción latinoamericana.
Es tal la pobreza y ausencia de ciencia y científicos en nuestro continente que las cifras hablan por sí solas:Mientras Japón cuenta con 5.500 científicos e ingenieros por cada millón de habitantes, y los Estados Unidos con 2.685, América Latina apenas alcanza a 210 científicos e ingenieros por millón de habitantes. Sin embargo, este promedio esconde realidades aún peores:
Brasil o México disponen de 400 científicos de ingenieros por millón de habitantes, nuestro país apenas cuenta con 166. indiscutiblemente la economía está ligada a este proceso que nos ubica en los últimos lugares a nivel mundial.
Los países asiáticos destinan el 2.1% de su Producto Interno Bruto a investigación científica y tecnológica; los Estados Unidos, el 3.1%; nuestros países se condenan por mano propia destinando sumas irrisorias a la investigación y a la ciencia, pues Brasil apenas destina el 0.9%; Argentina el 0.8%; México 0.6% y nuestro país, Colombia, está por debajo de todos ellos dedicando tan sólo el 0.5% de su PIB, cifras irrefutables e innegables, realidad que nos convierte en víctimas de un sistema político-económico mundial al generar dependencia tecnológica que se traduce a su vez en una dependencia emocional y social.
El científico Rodolfo Llinas, plantea en la introducción de la conclusión de la misión de ciencia, educación y desarrollo: «Urge preparar la próxima generación de colombianos con una óptima educación y con sólidas bases en ciencia y tecnología, en un proceso inicial de 25 años. Dicho lapso es el mínimo requerido para implementar un programa pertinente para el fomento de la investigación en ciencia y tecnología para el desarrollo de Colombia».
La realidad es otra. En una sola de nuestras ciudades: Bogotá, la línea entre la pobreza y la miseria se angosta. El 49.6% de los capitalinos está bajo la línea de la pobreza. Y como si eso no fuera poco el 14.9% bajo la indigencia. No obstante lo anterior, en otra de nuestras regiones: Antioquia, se invirtieron 816 mil millones de pesos en una absurda y cruenta lucha contra la violencia.
El panorama es aún peor. Para la década de los 90 el endeudamiento público se constituía en una cifra cercana a 35% del PIB, «Este nivel se redujo entre 1990 y 1994 al 22.5%. Pero a partir de 1996 la deuda pública comenzó a crecer más rápidamente que el PIB, y en los tres últimos años se desbocó. No conformes con dicha cifra, «en 1999 alcanzó casi el 50% del PIB y ahora supera el 75%». Deuda pública que expresa tragedia, atraso y soledad. Únicamente en la década de los 80, América Latina pagó más de 40 mil millones de dólares al año. Entre 1982 y 1988 se entregaron no menos de 235 mil millones de dólares por concepto de las deudas contraídas.
Para Colombia la deuda es impagable y atroz. Solamente entre los años de 1999 al 2001 aumentó el número de pobres en 3 millones más. Situación que se complica con la determinación tomada por nuestro presidente y los Estados Unidos de combatir el narcotráfico utilizando métodos que han generado caos y muerte, caso típico de una mentalidad subdesarrollada que a falta de liderazgo propio lo crea con una falsa imagen de poder amparado en el belicismo cruento de los norteamericanos.
Datos más recientes revelan que la deuda externa de 89.400 millones de dólares en 1975, se elevó a 607.230 millones de dólares en 1996; los pagos netos por utilidades e intereses de 18.500 millones de dólares en 1980, pasaron a 38.400 millones en 1996.
Desde 1980 a 1996 América Latina y el Caribe han realizado pagos, por ese mismo concepto, por 564.800 millones de dólares. Asimismo, durante el periodo de 1982 a 1990 la transferencia de recursos al exterior fue de US $221.500 millones. Esto explica el hecho trágico y doloroso para nuestros países, de que sus economías, por paradoja, financian el crecimiento del capital transnacional, afianzando así el poderío económico de los países altamente desarrollados, mientras los países latinoamericanos y caribeños se hacen cada vez más dependientes y vulnerables por virtud de la riqueza que sirve para aumentar la sumisión económico-social.
El problema es aún mayor por cuanto nuestro recursos son saqueados continuamente. La dependencia tecnológica ha generado una dependencia económica y cultural. Nuestros bosques y selvas son deforestados por cuanto la exportación de bienes de la mayoría de los países está constituida en más del 70% por productos primarios.
Y aterradora de la cifras que nos hacen saber que en América Latina y el Caribe existen 150 millones de personas sumidas en la pobreza crítica, más del 41% de la población padece de algún grado de desnutrición, la tasa de criminalidad multiplica cuatro veces la normal y es considerado el continente con más altos niveles de desigualdad del mundo.
¿Cuántos millones de niños mueren en las calles víctimas del sistema? Las cifras son escandalosas y aterradoras: madres de familia que duermen en la calle, abrazando sus niños como único medio de protegerlos contra las inclemencias del frío, la muerte, la hambruna, la pobreza, la desnutrición como una desgarradora realidad producto de cifras frías y sin corazón. Y en medio de todo esto una juventud que se educa para llenar egos y ansiedades del sistema.
Hacemos nuestro el pensamiento de Fernando Vallejo cuando expresa que «El hombre no viene del simio: el hombre es un simio». Un simio alzado al que Linneo puso ya hace 200 años junto con los otros simios, en el orden o jaula de los primates, y sin embargo todavía no se le bajan los humos.
A nivel mundial llegamos al dato irrisorio de 0.01 en la cifra técnica de científicos e investigadores. Los presupuestos de la guerra aumentan en detrimento de la inversión social en educación pública. Los pobres se vuelven miserables y los miserables son condenados a desaparecer de la faz de la Tierra.
En Colombia, país con 50 millones de habitantes, 32 millones viven en la pobreza. Muchos han dejado de serlo para pauperizarse y miserabilizarse; condenados a ser mano de obra barata. Cientos de los nuestros viajan al exterior con el simple ánimo de ser los niñeros de los europeos o los limpia traseros de los viejos norteamericanos. El colonialismo se hace a la inversa, no vienen a nosotros para explotarnos, simplemente vamos hacia ellos para que nos exploten y humillen.
Ante un panorama así, sólo resta preguntarse: ¿QUÉ HACER?
¿Qué hacer cuando el 50% de nuestros recursos se destinan al pago de la deuda externa…?
¿Qué hacer cuando de lo poco que nos queda un alto porcentaje se destina a la guerra…?
¿Qué hacer si nuestros jóvenes no desarrollan una conciencia política o social y se conforman con ser unos profesionales brillantes que desembocan en simples empleados oficiales al servicio de un gamonal …?
¿Qué hacer con el militarismo desmedido y con unas fuerzas revolucionarias sin bases sociales y sin fundamentos ideológicos que interprete a su pueblo …?
¿Qué hacer con nuestra clase dirigente que cada día es más vende patrias de ignorante …?
¿Qué hacer con esta falta de dignidad que nos hace vivir en la miseria como simple cifras estadísticas…?
«Miren donde estamos: Colombia convertida un matadero, con miles de secuestrados, decenas de miles de asesinados, un millón y medio de desplazados, otro tanto de exiliados, el campo arruinado; la industria arruinada; los niños y los muchachos reclutados para la guerra o convertidos en sicarios, medio país sin empleo, de limosnero o atracando, y como burla máxima de la farsa de la Ley…».
Estamos donde queremos estar, donde la miseria colectiva de la indignidad nos ha arrastrado, comiendo nuestro propio vómito por temor de ser considerados dignos.
Es tamos en el sitio exacto para serlo que somos, por negarnos colectivamente a un futuro mejor, por elegir a unos cuantos patrioteros que se autodenominan libertarios. Somos y estamos en América Latina, en un paraíso de papel ensangrentado, en un continente desorbitado que se alimenta de sus propios desengaños. Somos lo que somos por envejecer prematuramente sin brindarnos el derecho de vivir en juventud.
En el departamento de Nariño la ciencia continúa siendo La Cenicienta. De acuerdo al Presupuesto General de la Nación – PNG- para el año 2024 y analizando los diferentes sectores por componente y proyectos nos encontramos con la vergonzosa realidad de la asignación de unos recursos que nos permite afirmar que estamos condenados a un estancamiento y retroceso en procesos de investigación, ciencia y tecnología. Veamos en cifras la cuota presupuestal para Nariño en estos aspectos :
-Ciencia, Tecnología e innovacion: $ 97 millones de pesos.
– Democratizacion del conocimiento, la información ambiental y de riesgo de desastres: $ 64 millones.
– Incremento de la Cti al Desarrollo Social, Económico, Ambiental, y sostenible a Nivel Nacional: $ 64 millones.
– Desarrollo científico y fortalecimiento del talento del talento en tecnologías convergentes : $ 32 millones.
– Capacitación de Recursos Humanos para la Investigación Nacional: $ 32 millones.
Cifras que hablan por sí mismas. Irrisorias, vergonzosas e insuficientes. Se condena a Nariño a una dependencia Tecnológica y científica y se castiga severamente los procesos derivados de la ciencia y el desarrollo tecnológico.
Lo paradójico es que en el gabinete ministerial tenemos los nariñenses a una ministra en la cartera de Ciencia. Duramente cuestionada, censurada por las academias científicas y ausente de los grandes debates en materia tan vital para los colombianos.
Con ese pirrico presupuesto del PGN 2024 en CIENCIA Y TECNOLOGÍA el departamento de Nariño se hunde vertiginosamente en una zozobra permanente. No hay apoyo para la investigación, para la innovación, para despegar en la cultura de la ciencia y la tecnología.
Ese presupuesto no es digno. Con los miserables $ 97 millones destinados para CIENCIA, TECNOLOGÍA E INVESTIGACIÓN para Nariño se nos abofetea por parte del gobierno nacional. Unos recursos que ni siquiera son suficientes para una tienda de barrio o para una pequeña organización científica de una vereda de la región.
La CIENCIA es una herramienta útil, vital y prioritaria para el progreso de los pueblos. Sin ella se crece el monstruo del desempleo, la dependencia, la inseguridad y la incultura de los pueblos. Nariño no puede callar ante esta ignominia, debe levantarse en procura de un mejor trato del gobierno nacional en materia presupuestal para alcanzar el grado de pueblo culto y civilizado.
No se esperaba una afrenta de tal naturaleza por parte de un mandatario que expresó en múltiples ocasiones su intención de forjar a través de la CIENCIA y la EDUCACIÓN el destino de un pueblo. Los hechos nos dejan perplejos, atónitos y estupefactos.
Nariño reclama un presupuesto digno, pertinente y acorde a los requerimientos de los urgentes aportes de una economía cada vez más exigente y que se nutre de los avances en la CIENCIA y la TECNOLOGÍA. Las universidades, gremios y organizaciones científicas tienen la palabra.
Aquí puede descargar el documento oficial:

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