Cuando Colombia pase definitivamente el episodio del paramilitarismo y la guerrilla, sabremos que esa es la señal de que evolucionamos como país.
Durante los años 2012 a 2016 conocí de primera línea el pueblo de los Awá – CAMAWARI. Como Personera Municipal de Ricaurte, me constan los quebrantos de su gente, de hombres y mujeres víctimas de una guerra ajena a ellos, auspiciada por el poder de los grupos armados en sus territorios, el narcotráfico y el distanciamiento gubernamental central.
Hoy, 9 de agosto que se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, valga decir que la realidad de los Awá es semejante a la de muchos pueblos indígenas de Colombia y del mundo, que a presión han tenido cabida en un mundo atrapado -entre otras circunstancias- por la “aldea global” y sus derivados.
En aquellos años, al llegar al territorio de los Awá un cuadro de pánico da la bienvenida, con sacos de arena ordenados en pilas y varias tanquetas del Ejercito – alegoría de un campo de batalla- escoltaban el reten de entrada, y luego, varios kilómetros de vía destapada conducían a algunos de sus resguardos, de donde familias enteras salieron desplazadas para evitar un dolor perpetuado con minas antipersonas, masacres, torturas y todo tipo de violencias.
Si bien es cierto en el año 2016 se firmó el acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP, la realidad en los territorios sigue siendo totalmente desalentadora, aún sus niñas y mujeres siguen siendo abusadas sexualmente, sus comuneros son asesinados, y la pobreza y el hambre hacen presencia en la cotidianidad.
Falta demostrar que tanto las buenas intenciones para las cuales fueron creadas la Justicia Especial para la Paz como la desmovilización y el desarme de 34 bloques de las Autodefensas Unidas de Colombia, que inició en el 2003 con el Proceso de Justicia y Paz, corresponden a la verdad, justicia y reparación de las víctimas, pero además a la materialización de sus derechos individuales y colectivos que les permitan trascender productiva y socialmente como verdaderos hijos de este país.