La prensa, brazo derecho del verdadero poder

Por ahí dicen que la política es dinámica y cambiante, eso está muy bien, siempre y cuando varíe con responsabilidad y por reflexión. He charlado con algunos petristas, hoy escépticos, pero también he conversado con varios antipetistras, quienes ahora aplauden la gobernabilidad del presidente.

Insisto, eso está muy bien porque estamos en un país democrático con libertad en pensamientos, sin embargo, reitero, ojalá dichos cambios tengan un fundamento responsable y profundo, que no se dejen llevar por lo publicado en los medios masivos de comunicación y mucho menos por las emociones políticas.

Debemos entender nosotros – el verdadero pueblo – que hoy estamos obligados a ser más responsables que nunca con la información y califico de verdadero pueblo al rico y al pobre, quienes han llevado pan a su mesa con el sudor de su frente; el narcotraficante, las familias políticas corruptas, las fuerzas oscuras dominantes del país o los grupos terroristas al margen de la ley, no son pueblo, son unidades criminales a las que debemos derrotar.

Hoy los medios masivos de información están desempeñando un papel muy importante en el rumbo del país. Es de aplaudir si nos vamos al principio básico del periodismo, el cual es oficiar como gran vigilante del poder, no obstante, en Colombia, ese principio se acabó hace mucho tiempo e inició cuando los medios pasaron a manos de los grupos económicos más poderosos, es decir, se convirtieron en herramienta fundamental para los intereses de unos pocos. Hoy el ecosistema digital ha ayudado en algo, pero no tiene la cobertura con la que cuentan los mass media colombianos.

En este momento hay una estrategia mediática para sabotear al gobierno, no pretendo desconocer los errores que se han suscitado, pero es paradójico ver cómo ahora le hacen un gran cubrimiento a lo que antes se callaba. A veces pienso que esto se da porque todos están en proceso de cambio; la derecha nunca había sido oposición, la izquierda menos gobierno central, los grupos económicos jamás se habían sentido vulnerables y el Congreso, en algunos casos, distinto.

El saboteo me da esperanza, porque algo debe estar haciendo mella en el verdadero poder.

Por: Emilio Jiménez Santiusti

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