Laura Sarabia, indefendible

Así como hay decisiones interesantes, que poco vemos en los medios de comunicación, del Gobierno Petro, las cuales han aportado en poner las primeras piedras para el cambio esperado; también hay unas actuaciones de incoherencia, por parte del presidente, que ponen a pensar en demasía.

Y más que acudir a reflexionar sobre dichas decisiones, hay que centrarse en que esas paradójicas actuaciones, lo llevan a uno a convencerse del argumento más lógico y popular, ya que no hay cabida para comprender bastas imprecisiones políticas.

El nombramiento de Laura Sarabia como directora del Departamento de Prosperidad Social, DPS, si bien es legal y puede demostrar un mensaje de respaldo a sus más allegados, por parte de Petro; no cabe duda de que la sociedad, sin importar si es de coalición u oposición, lo primero que argumenta, y con justa causa, es que el presidente la debe tener cerca porque Sarabia cuenta con mucha información.

Sin ánimo de entrar en el momento en que empieza el escándalo de Sarabia con Benedetti -porque no me alcanza el papel-, si es conveniente irse a lo último, al polígrafo de la niñera de Sarabia; aunque digan que fue con consentimiento de su trabajadora, a uno no le cabe en la cabeza que no fue obligada, pero lo que sí es cierto, por lógica humana, es que no creo que se haya acudido a un interrogatorio tecnológico por unos simples milloncitos…

Para quienes tratan de defender este nombramiento, con presupuesto de 11 billones de pesos, los invito a reflexionar y a mirar con el mismo racero algunas actuaciones negativas de Petro, como si fueran de la extrema derecha. Por ejemplo, si a usted le indignó que Duque haya escogido a Carrasquilla en el Banco de la República, luego de ser él un gran protagonista para que la sociedad estalle, pues también le debe enfurecer que el primer mandatario haya designado a Sarabia en el DPS.

Algunas actuaciones de Petro no las entiendo y, lo más grave, ponen en juicio la gobernabilidad. Lo de Sarabia no da otra opción para pensar que el presidente la quiere tener calladita.

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