Es muy complicado que los medios masivos de comunicación colombianos, en especial, los que siempre han blindado ciertos intereses políticos y, por ende, económicos; analicen desde lo positivo o le den una contundente cobertura a la histórica reunión entre el presidente de EE. UU. Joe Baiden y su homólogo colombiano Gustavo Petro.
Si bien han querido mostrar que dicha cita en la Casa Blanca no representa algo novedoso, y exponen que varios mandatarios colombianos han logrado entregar propuestas al presidente norteamericano de turno; sí es necesario resaltar, recalcar e informar que la visita de Petro no quedó en simples actos protocolarios o en agenda diplomática acostumbrada.
Desde que tengo uso de razón política no recuerdo que un presidente nuestro ponga a pensar o a forzar una agenda en pro de la región, lo que generará efecto, sin duda, en Colombia. En algo se puede asemejar el Plan Colombia de Pastrana. Acuerdo que entregó dinero al país, pero que su objetivo de erradicar la droga, al contrario, aumentó.
500 millones de dólares para cuidar la Amazonia es uno de los compromisos clave para la economía regional. Dejando de lado las emociones políticas tanto a favor o en contra de estos proyectos o si son novedosos o no; lo fundamental aquí es que con esos espaldarazos que EE. UU y Europa le dan a Colombia, el verdadero poder se vaya dando cuenta de que el mundo está transitando a un cambio y que a los grandes grupos económicos colombianos lo que más les conviene hoy es un líder con visión mundial (de industria y no únicamente de producción).
Créanlo. Sin ánimo de desconocer a la oposición, por el contrario, es necesaria para una democracia. Sí considero importante que al entenderse el fondo de los compromisos populares de este Gobierno, los poderes económicos, dueños, además, de los medios masivos de comunicación, aportarán para evitar estrategias maquiavélicas en seguridad, en política, en lo social y en lo económico, las cuales, afectan básicamente al pueblo.
¡Hagamos oposición! ¡Claro que sí!, de eso se trata la democracia, pero la que por ahí prometieron y de eso nada: la oposición inteligente.