
Poco a poco esta expresión cultural contemporánea se va librando de los estigmas impuestos en gran parte por los medios masivos de comunicación. Su rol social puede ser clave para consolidar una paz duradera en este país.
Las expresiones culturales contemporáneas, como el Hip Hop, por ejemplo, han sufrido un proceso de estigmatización, sustentado en los grandes medios de comunicación, porque aún en los denominados países desarrollados se resisten a las nuevas expresiones, las descalifican y las convierten en elementos supuestamente negativos, que alteran el orden establecido.
A los raperos, los grafiteros o los breakers siempre se los tildó como «subterráneos», como algo oculto o se mi oculto propio de unas minorías desadaptadas y renegadas. Los excesos y la promiscuidad fueron dos elementos con los que siempre se los relacionó, al igual que el vandalismo o y el rechazo por todo los sistemas jurídicos, legales y de seguridad vigentes.
Su rebeldía y su rechazo a muchas de las convenciones que se quieren imponer en las sociedades actuales, los llevó a ser calificados como raros o anarquistas.
Si bien alrededor de toda esta temática y de las denominaciones y calificativos se puede desarrollar una gran discusión, lo cierto es que un primer efecto fue el rechazo y la discriminación hacia ellos, que aparecían como los malos de la película.
La confrontación con los representantes de los diferentes estamentos de la seguridad y la justicia ser convirtió en muchos sitios en cuestiones vitales. Muchos cayeron o fueron golpeados o vilipendiados por un representantes de la seguridad institucional, por el solo hecho de tener una pinta particular o de cargar en sus manos un aerosol.
Cambiar desde adentro
Por supuesto que muchos confundieron esos mensajes y terminaron actuando como la radio y la televisión querían: violando leyes en todos los niveles y promoviendo formas peculiares de vida. En ese punto el propósito parecía alcanzado por quienes se oponen a las nuevas expresiones. Solo quedaba la posibilidad de comenzar a salvar el Hip Hop desde adentro.
Ese parece ser uno de los propósitos de Flor de Loto, uno de los colectivos paisas que estuvieron en Pasto durante un evento de Hip Hop promovido desde la oficina de Género de la administración municipal de la capital nariñense. No son los únicos pues se ha entendido que la tarea es ardua y que los objetivos nunca se acaban.
Lineth Alarcón Franco, más conocida como la Bruja en el medio del hip hop de la capital antioqueña. Ella pertenece a la Red Artística y Popular, Cultura y Libertad, que trabaja en Medellín con escuelas de hip hop. En cada lugar en donde ponen su esfuerzo, suelen ver semillas de esperanza: «en este momento hay cuatro escuelas y un proceso especial que aunque no es una escuela también pertenece a esta iniciativa, se llama Clan HH13; la otra escuela se llama LGC, La Gran Colombia, en la Comuna 15 y en la Comuna 1 está la KGT», explica ella.
Luego agrega que «tenemos un proceso que ya lleva varios años de trabajo. Yo llegué a este porque desde los 12 años escucho Rap. Inicialmente no estaba metida en ningún proceso de formación, pero luego me involucré y aquí estoy», para luego comentar con mucha naturalidad que «soy médica de profesión. Ahora estoy haciendo una especialización en Toxicología Clínica. Todo esto me ha servido para poder interaccionar desde la calle, por todoel recorrido que tengo en el proceso del HipHop y adicionalmente lo que adquirí en la academia para poder aportarle a Medellín y utilizar esta forma de cultura urbana de una manera saludable y con respeto».
«A veces los jóvenes que llegan al hip hop lo hacen de una manera equivocada y por eso se puede trabajar con ellos en una nueva concepción. Medellín es la ciudad más violenta de Colombia. Queremos que eso cambie y así, desde algo muy pequeño o silencioso es posible aportar.Los frutos se pueden lograr cuando se hacen esfuerzos y se establecen compromisos. No importa si se proviene de lugares violentos o conflictivos».
También señala Lineth que «las expresiones culturales modernas son vehículos y herramientas para alcanzar propósitos positivos, como la integración y la convivencia. Esto ha evolucionado gracias al advenimiento del Internet y de las redes sociales. Son elementos que facilitan la comunicación, para hacerla más fluida y efectiva. A través de estas apoyamos las luchas de la gente y de las comunidades. Nosotros asumimos el rol de comunicadores y así le contamos a la gente qué es lo que está pasando y cómo se debe actuar. Nosotros llegamos a las comunidades y a los barrios y por medio de nuestras letras, de nuestras canciones, del baile o del grafiti, le estamos contando cosas a la gente y esta nos responde de muchas maneras. Nosotros tratamos de estimular estas actitudes porque lo que buscamos es la organización de los pueblos», concluye esta interesante mujer, que es conocida como La Bruja en su ámbito, pero que ahora parece tener más de hada que de otra cosa.
Entre lo social y lo cultural
Isabel Viloria, representa al colectivo Arte y Mujer Flor de Loto, que está integrado mayoritariamente por mujeres. La organización busca un fin que recurre a lo sociocultural como escenario, ambiente y medio de trabajo.
«En lo social, se realizan talleres que tienen que ver con proyectos de vida, propuestas de emprendimiento, de conocimiento del género, de la recuperación de las tradiciones, de los valores que nos han dejado nuestros ancestros y que de muchas maneras se han venido perdiendo. También está conformado por personas que tienen mucha influencia en la Ciudad, como líderes comunitarios y sociales», explica Isabel.
Flor de Loto cuenta con el apoyo incondicional de instituciones como el Centro Cultural de Moravia, que estáubicado en uno de los sectores con más altas condiciones de vulnerabilidad de toda la ciudad de Medellín, logrando calar un mensaje de convivencia y hermandad que ha mejorado la condición de vida para muchas personas.
«El aprovechamiento del hip hop en la lucha de la mujer por alcanzar un crecimiento y un respeto multifacético es un aspecto que se viene trabajando al interior de estas organizaciones, que han entendido que lejos de constituirse por sí mismas en elementos violentos o generadores de violencia, las expresiones culturales contemporáneas, como el hip hop pueden ser verdaderos equipos para la paz», plantea esta joven mujer antioqueña durante su visita a Pasto, en donde tuvo oportunidad fraternizar con niños y jóvenes de diferentes condiciones sociales y culturales.
El colectivo Flor de Loto está articulando esta expresión cultural con otras expresiones populares que inclusive son de antaño, en una demostración de talento y calidad, que demuestra que «en el arte, la cultura y la música todo es factible mientras existan las voluntades y los quereres».
«En este momento se atienden frentes de prevención en materia de violencia de género y de la protección y defensa de los derechos sexuales de las personas. Hay talleres en temas de drogadicción, pandillismo y otros similares», cuenta la amiga de Flor de Loto y luego añade que «se tiene la certeza de que estas organizaciones no van cambiar las realidades sociales y económicos de los sectores vulnerables, pero sí la opción de trabajar con la población en acciones y actitudes que de verdad modifiquen el pensamiento y lo que se denomina la conciencia, el corazón y el espíritu de las personas alrededor de la forma de enfrentar sus problemas y su vida cotidiana».
El mensaje de paz y convivencia tiene que ver con la construcción del ser y el estar en este mundo. Es una descripción simple pero real de a la hora de abordar el manejo de estos temas desde la perspectiva de la música y la cultura.
«Yemayá es mi nombre en el Hip Hop, trabajo con el colectivo de trabajo Pachacuti que si bien está enfocado el hip hop y a la cultura popular, trabaja con jóvenes universitarios en la construcción de pensamiento crítico y colectivo para llegar a una conciencia social y colectiva», comenta otra de las invitadas al encuentro del hip hop en Pasto.
Para ella es muy importante el contenido social, ideológico y político de expresiones como el Hip Hop, porque desnuda sentires individuales y colectivos frente a temas de utilidad cotidiana como la paz, la guerra, la convivencia, el amor o el odio.
Finalmente Natalia García o Natalia Enredos, miembro de la Red Artística y Popular, Cultura y Libertad, señala que «se quiere posicionar el arte y la cultura como escenarios de transformación. La reivindicación estética y social, que propone cosas y que busca transformaciones profundas. Dejar ser al hip hop como es, es darle la oportunidad a sus representantes de mostrar el verdadero valor que en todo aspecto tienen estos modelos de expresión social y cultural contemporánea».