Marina Marroquí, divulgadora y activista, educadora social y especialista en violencia de género, dio hace poco una charla en la web menstruitapower sobre como el porno hoy en día está transformando las relaciones sexuales de las parejas jóvenes y como esto ha llevado a una serie de problemas afectivos en el mejor de los casos, y a un crecimiento del maltrato en el peor de ellos.
La relación sexual de preámbulos, penetración y orgasmo es algo tan tonto y tan obvio para la mayoría de los chicos, que asusta pensar donde están los límites de lo que buscan. Marroquí explica que son cada vez más los casos de chicos adolescentes que si no lo hacen por atrás no se les para, y de chicas que ven como la cosa más normal del mundo que se derramen en su cara.
«Pero es lo que ven», dice ella. Una familia promedio deja desde muy temprano el celular o móvil en manos de los niños, con lo que el encuentro con el porno es más que evidente. Según el informe Digital 2022 de We Are Social, entre los diez sitios más visitados en el mundo figuran las páginas Yandex y XVideos, con estadísticas de frecuencia similares a las YouTube, Twitter o Wikipedia. De modo que, dice Marina, «Los niños aprenden de sexo a través del porno. Y ahí está el germen de las manadas».
Cuando habla de manadas, se refiere a grupos de hombres que buscan sexo con una sola mujer, y específicamente a un caso que sentó un precedente en España, el llamado caso de La Manada cuando cinco hombres violaron a una chica en 2016, durante las fiestas de San Fermín en Pamplona, grabando sus abusos y compartiéndolos en WhatsApp.
¿Nos hemos quedado obsoletos en este tema? Claro que si. La pornografía hasta hace no mucho era el alquiler de vídeos de diferentes tendencias. Ya había sexo en grupo entre estas (el Big Bang), y lo más extremo era el sado masoquismo. Pero cuando internet desplazó a las tiendas de alquiler, esa variedad de tendencias se multiplicó, porque ya no existía un sistema de control y la legislación y vigilancia policial siempre han ido a remolque en estos temas.
De manera que una página muy popular como Pornhub ofrece miles de opciones a partir de tags, y estos tags son alimentados por cientos de páginas especializadas y también por vídeos caseros. No hay límites. Lo más normal y soft es lo anal. De allí en adelante hay de todo, incluyendo sexo entre miembros de una misma familia, ancianos también. Los fetichismos son moneda corriente, y un chico de 13 años ve tanto porno de este tipo que a los 16 buscará páginas más heavy, donde, por lo que contaba Marroquí, hay cosas demasiado aterradoras y repugnantes.
El problema es que ahora ya no se busca porno. El porno te encuentra a ti. Si eres un adulto, bien. Ya conocerás tus límites. Pero si se trata de un niño o un adolescente que no habla de estos temas con sus padres, creerá que así funciona el mundo; que eso no es porno, que eso es lo que hay. Colombia, al igual que otros países, sufre ya bastante con el crecimiento del acoso y abuso sexual en escuelas. Ahí está el resultado de todo este mundo y de nuestro funcionamiento.
Y ahí no termina todo. Hace cinco años las páginas de webcam eran ya bastante populares. Una chica hace Striptease y se masturba frente a su cámara, y luego una web comparte ese vídeo en la red. La chica obtiene dinero por ello. Es una Streamer del porno y siente que no está haciendo nada malo.
Pero con la pandemia la cosa cambió. Las páginas que albergan ese contenido han encontrado la manera de «sugerirle» a esa chica que vaya a más. Y en ese momento esa página de webcams pasa a ser una página de contactos. El porno y las páginas de citas en una sola fórmula. Y esto cada vez está más tecnificado.
El Sugar Daddy es una tendencia al alza, y consiste en que un hombre con dinero y sin importar su edad, le ofrece a una chica que sea su dama de compañía durante una tarde y que a cambio le comprará un iPhone. La chica aceptará encantada sin saber qué se puede esconder detrás de ese presumible hombre con dinero. Es el juego de Pretty Woman en su forma más perversa.
¿Qué estamos haciendo ante todo esto?, ¿qué debemos hacer?, ¿tenemos la culpa?, ¿evitar y prohibir es la mejor forma o es un tiro que nos saldrá por la culata?, ¿qué tipo de sociedad nos espera en el futuro de seguir así?, ¿debemos cambiar los límites?, ¿hay que legislar sobre estos temas?, ¿hay que impartir más clases de educación sexual en los colegios?, ¿hay que modernizar esas clases?, ¿hay que hablar más en familia?, ¿hay que construir desde lo afectivo para llegar a lo sexual?, ¿hay que educar a partir del deseo?
Dígame usted.