Por Nina Portacio.
El Maestro José María Obando Montenegro: Maestro de Maestros en el arte del Mopa-Mopa. Un patrimonio artístico y cultural de Nariño y de Colombia.
Fué una tarde del mes de Enero de 2018 cuando visité como de costumbre, esta tienda diminuta y cálida ubicada en una esquina de la ciudad de Pasto; que más que una tienda es un ¡Museo de arte en todo su esplendor! Me encanta escuchar el timbre que anuncia algún visitante, entrar y contemplar la belleza de las obras exhibidas.
Al entrar al lugar se encontraba junto al mostrador su hija Nancy, como siempre tan amable y dispuesta a empacar las obras de arte, que uno decida comprar. Pero aquel día, mi gran sorpresa, fue ver al Maestro Obando sentado en una silla en una esquina del lugar dedicado a su trabajo. El estaba tan concentrado en la técnica, que no sabía si interrumpirlo para iniciar una conversación o simplente observarlo. A pesar de eso, opté por la primera opción y lo abordé con una pregunta casual como si lo conociera desde hace tiempo: ¿Qué hace Maestro? Estoy terminando este florero replicó. Es un trabajo tan bello como extraordinario, todo lo que exhiben aquí, le dije. Venga dijo, a Usted que se vé que aprecia nuestro trabajo de artesanos, le voy a contar. Enseguida, nos presentamos en un gesto de reacción cordial dandonos una mano firme y, así sin más, surgió una de las conversaciones más interesantes y profundas y en parte divertida, que he tenido sobre el arte de este patrimonio artístico del Departamento de Nariño, con el mejor Maestro de la región y con una de sus hijas.
El Mopa- Mopa dijo, es un árbol de la selva del Putumayo que se consigue cada vez con más dificultad. Los cogollos hay que trabajarlos con cariño hasta obtener una lámina fina que se extiende. Se colorea de manera artesanal y todo el proceso es hecho a mano. Entre tanto, Nancy me acercó un plato redondo con unos materiales de muestra, que de algún modo resúmen parte de este proceso.
A veces -añadió el Maestro- reunimos grupos de 10 o 12 personas para visitar el taller donde se elaboran las láminas, que son la materia prima para sentarse a trabajar sobre la madera; pero a la gente le parece caro pagar un precio módico, por ver como se hace este trabajo. Nancy me hace una seña discreta y me muestra también los libros, periódicos y artículos, donde han escrito reseñas sobre su padre y sobre la técnica. Aun así, creo que nunca será suficiente todo lo que se pueda escribir sobre este patrimonio ancestral que data del Siglo XVIII y sobre todos sus exponentes.
Maestro le vuelvo a preguntar: ¿Cuántos años cree que pueda prevalecer esta técnica artística en Nariño? Yo creo que unos 20 o 30 años máximo antes de que desaparezca; porque mis hijos todavía la trabajan, pero mis nietos ya no. Según le entiendo Maestro ¿Después de Usted y sus contemporáneos, sólo queda una generación, trabajando en el arte? Si, por decirlo así. Es una lástima pero a la gente, ya le gustan otras cosas más modernas y no les llama la atención trabajar nada de esto.
Maestro Obando: ¿Ha vivido historias curiosas durante el tiempo que lleva trabajando el Mopa-Mopa? Muchas, pero una que me impacto fue un día que iba caminando por una calle de Bogotá y de pronto veo una bandeja que yo había hecho exhibida en un ventana de un almacén muy elegante, así que entré a preguntar cuánto costaba mi fuente y la señora me dijo: «Que era una bandeja muy cara ya que era importada del Japón». Yo me sonreí -agrega- y le contesté sorprendido: ¡No sabía que yo era Japones! Porque esta bandeja la hice yo, en mi taller en Nariño. Jamás olvido una pieza que haya hecho puesto que cada pieza tiene vida propia. La señora se sonrojó y dijo, que eso era verdad, que ellos le compraban cosas a un comerciante que llevaba a vender artesanías muy finas de Nariño, pero que a los clientes les decían que eran traidas desde el Japón; porque les encantaba comprar artículos extranjeros y así pagaban mucho más.
Maestro ¿Cuándo lo invitan algún evento, le pagan todo? A veces si, a veces no. Pero la última vez que me invitaron a una exposición nacional me llevaron en bus y me enfermé porque el trayecto fue muy largo, ahora ya no viajo. Su hija me aclara, que ahora en su reemplazo viaja su hermano William que es Diseñador Industrial y conoce muy bien la técnica. Que su padre ya no está para esos trotes. Y pienso, que con toda la razón.
En mis manos consigo tener una hoja donde se plasma y se describe una obra de William y German Obando; al leer, mi percepción inmediata es que sus hijos han desarrollado una proyección artística con diseños contemporáneos y de concepto usando esta técnica. La obra descrita es un homenaje al Volcán Galeras con la cual obtuvieron el premio: Lápiz de Acero, 2006 – Proyecto de Diseño, en Producto Artesanal.
Nancy Obando me cuenta que por trabajar trás bambalinas en esta técnica recibió la máxima distinción a la mujer «Domitila Sarasty» que se entrega en Nariño. Ella con un gesto delicado me pasa la medalla, para que yo la pueda apreciar. Y con una sonrisa, dice: «Tengo un amigo que no entiende por qué me dieron una medalla que hace honor a una mujer cuyo mayor logro fué haberse disfrazado de hombre para entrar a una carcel a salvar a un preso y fracasar en el intento. Luego, él mismo suele decir; pero eso no importa, algo que sea un símbolo de cultura es mejor que nada». El fundamento y el carisma de Nancy al contarnos la escena de leyenda, nos hace reir a todos.
Cabe destacar, que esta distinción femenina fue creada por el Concejo Municipal de Pasto mediante el Acuerdo No. 009 del 8 de Marzo de 2014 con el fin de resaltar el desempeño -y quizás el coraje y la valentía- de la mujer en cualquier campo. Porque cuenta la historia que Domitila Sarasty fue la pastusa que junto a Dominga Burbano y Andrea Velazco entró a la carcel vestida de hombre con la intención de liberar a Joaquín Caicedo y Cuero -Presidente en ese entonces de la Provincia de Popayán- y a Alejandro Macouly un norteméricano aventurero. Lo relevante es que Domitila lo hizo en una época donde la sociedad, los destinos y las batallas eran un asunto de hombres.
El Maestro Obando ha recibido muchas condecoraciones a nivel Departamental y Nacional e incluso Internacional. En el año 2012, por ejemplo, recibió el galardon «Maestro de Maestros» que es la máxima distinción en la rama artesanal, otorgado por Artesanías de Colombia. No en vano y en un acierto histórico invaluable; el Barniz de Pasto Mopa – Mopa fue declarado, entre muchas otras, propuestas nacionales: Patrimonio Cultural de la Nación. La información fue emitida el 5 de Marzo de 2019 en Bogotá por el Ministerio de Cultura del Gobierno Colombiano, que recoge las manifestaciones inmateriales más importantes del País.
Esta decisión fue confirmada durante la primera sesión ordinaria del año 2019 del Consejo Nacional del Patrimonio Cultural (CNPC), presidido por Carmen Vásquez Camacho; quien entonces actuaba como Ministra de Cultura. La sesión del Consejo en pleno aprobó que la manifestación: «Conocimientos y técnicas tradicionales asociadas con el Barniz de Pasto Mopa- Mopa», fuera incluida en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural e Inmaterial – LRPCI, del ámbito Nacional. UNESCO, 2019.
Según este informe técnico de 2019, emitido por el Ministerio de Cultura, la propuesta fue presentada ante el CNPC por los artesanos delegados para el hecho: Pedro Pablo Zurin del Putumayo como cultivador y recolector de la planta del Mopa – Mopa junto a Richar Valderrama y Oscar Granja como artesanos de Nariño. Ellos se encargaron de exponerle al Consejo todo el proceso hasta la entrega de una pieza representativa de este oficio. La declaratoria incluye: «La cadena productiva completa, desde la recolección de las pepas o cogollos del arbusto del Mopa- Mopa que nace en las selvas del Departamento del Putumayo; la transformación de la madera que realizan los carpinteros, torneros y talladores; el oficio de adornar las piezas y su comercialización».
Desde mi perspectiva, el arte de trabajar el Mopa – Mopa, el paralelo de trabajar y tornear la madera para luego unirse en el arte de su decoración, son tres técnicas artísticas que se entrelazan, para dar forma a una sola pieza decorativa digna de ser exhibida en cualquier salon cultural del mundo. Por esta razón de peso, esta tienda es un Museo más que Interactivo y abierto al público, en la ciudad de Pasto, que no se puede dejar de visitar si se viaja a Nariño o se vive en el Departamento.
Maestro Obando le digo casi al terminar la charla ¿Cuál de todas las obras que están exhibidas aquí en la tienda, le gusta más? Me señala una pulsera tipo brazalete indígena que está en una vitrina, y yo le preguntó: ¿Por qué le gusta? Con una sonrisa, me responde: Porque la hice yo.
La tomo, me la pruebo, me encanta y Nancy me la empaca para llevar. Ahora la exhibo en algún evento al que asisto como una vitrina ambulante de nuestro patrimonio cultural. Al apreciar la hermosura artística de ese brazalete de madera decorado con bellas flores de colores y toques sutiles, resuena en mi mente la frase contundente del Maestro: «…Yo creo que unos 20 o 30 años máximo antes de que desaparezca». Y mi semblante cambia ante ese presagio y mi mente divaga y se pregunta: ¿Qué alternativa tenemos para que esto no ocurra? ; ¿Será que podemos prolongar ese tiempo para conseguir que algo tan hermoso sea casi eterno? y ¿Será que podemos dejar aún lado las cosas que destruyen nuestro territorio y en reemplazo dedicarnos a replicar lo bello?
Al final concluyo, que el gobierno departamental quizás se está tardando, en crear una escuela modelo que sería única en su género. Un centro donde se enseñe y se aprenda en forma oficial y certificada, técnicas artísticas ancestrales para ser llevadas al diseño y a la industria de Colombia y del mundo. Ya tienen a los catedráticos -tipo exportación- en esta materia: La familia Obando y a los expositores del arte ante el CNPC.
¡Fue un honor conversar con un Maestro de Maestros en el arte del Mopa-Mopa y con su hija! Ellos llevan el talento a flor de piel con la tranquilidad propia de los seres humanos, que saben que sus luchas en Nariño han sido con sus manos en el arte, su paciencia, su dedicación, su tiempo y su experiencia en el oficio.