“Mi voto es por Luis Alfonso Escobar”, así lo expresa el excongresista Samuel Alberto Escruceria en recientes declaraciones dadas a un importante medio regional, dejando en claro que su intención y la de su familia es “Tratar de organizar, reestructurar lo que fue la agrupación política en viejos tiempos de los Escrucerias…”. Según sus declaraciones “ganaba en todos los municipios, tenía muchos alcaldes, tenía mayoría en los concejos y cuatro diputados en representación de mi movimiento político…”.
Quien habla es, nada más ni nada menos, el hijo del también excongresista Samuel Escruceria Delgado, “quién fundó el ‘betismo’, una corriente política liberal local, y es recordado por llevar la energía eléctrica; en 1987, fue capturado en Miami y condenado a 240 años por narcotráfico en Estados Unidos. Murió en 1992 encarcelado. Samuel Alberto Escrucería Manzi, fue tres veces representante y después senador liberal. En 1988 fue condenado a 23 meses de prisión por el desfalco a la Caja Agraria de Tumaco ocurrido 10 años atrás, por lo que en 1992, siendo Senador, fue el primer congresista en la historia en perder la investidura por orden del Consejo de Estado”, según la información de La Silla Vacía.
En Nariño se ha escuchado voces de una profunda preocupación por el anuncio realizado por el excongresista nariñense en el sentido de “Tratar de organizar, reestructurar lo que fue la agrupación política en viejos tiempos de los Escrucerias…”. Y más aún cuando anuncia que su hijo Rafael Escruceria presentará su nombre para alcanzar un escaño en el Congreso de la República, concretamente en el senado. Y sorprende que, en el mismo programa radial, de amplia sintonía, exprese que habla en representación de “la campaña de mi queridísima esposa Liliana Quintero de Escruceria, que aspira al concejo del municipio de Pasto”. Y deja constancia el excongresista que “La madre de él también fue representante a la cámara y que su padre fue “congresista durante 26 años consecutivos”.
El excongresista Samuel Alberto Escruceria, en calidad de gerente y representante de su esposa declara que es amigo de los cambios, que se requiere de ellos en las costumbres electorales del departamento de Nariño; a renglón seguido manifiesta que ya decidió su apoyo para el candidato a la gobernación de Nariño: “Por su hoja de vida y capacidades mi voto es por Luis Alfonso Escobar, que no es avalado sino respaldado por el Pacto Histórico porque él se inscribió sino estoy equivocado por el Polo Democrático”, dejando serias dudas sobre el partido que avala realmente la candidatura de Luis Alfonso Escobar, que de acuerdo a sus declaraciones no es el Pacto Histórico, un hecho que se le debe aclarar a la opinión pública del departamento de Nariño.
Irónicamente el excongresista Escruceria encuentra en el nombre de Luis Alfonso Escobar una posibilidad de cambio en el quehacer político regional. Apoya su candidatura y conmina a sus seguidores a votar por su nombre en las próximas elecciones. Igualmente, el Pacto Histórico de Nariño ha guardado un silencio que raya con la complicidad en la intención de “Tratar de organizar, reestructurar lo que fue la agrupación política en viejos tiempos de los Escrucerias…”.
El Pacto Histórico y el candidato Luis Alfonso Escobar, conociendo la historia y los antecedentes de la familia Escruceria, no han manifestado un rechazo o inconformismo ante tan delicada manifestación del excongresista. Si ese es el cambio que ofrecen y presentan al electorado de Nariño, no puede ser otra cosa que la continuación de los viejos esquemas políticos y electorales en los cuales una familia se constituía en una especie de clan adueñándose de una región, del destino de su gente que debe padecer los rigores de unas prácticas electoreras que impiden la llegada de nuevos y renovados líderes.
Cuestionable el mutismo del candidato Luis Alfonso Escobar que puede denotar en ello su interés de recoger los votos, a como de lugar, de una región como la Costa Pacífica que continuamente se ve sometida a prácticas electorales censurables, el tráfico de influencias y la irrupción de clanes familiares que se reparten a su antojo las alcaldías, los escaños en la asamblea y se amparan en las mayorías de los concejales que cooptan para sus intereses más bajos y deplorables.
Así no se construye el cambio, ni se combate las reprochables costumbres electorales que marcan la miseria y pobreza de los pueblos. Con viejos caciques que representan la política tradicional no es posible alcanzar la paz, mucho menos el progreso y desarrollo de su gente. Bien lo dice el gerente de campaña de su esposa: “Vamos a tratar de organizar, reestructurar lo que fue la agrupación política en viejos tiempos de los Escrucerias…”. Ojalá que el pueblo nariñense despierte y se pronuncie. Nariño merece más, un verdadero cambio que permita el renacer de los pueblos y la plena confianza en sus líderes y representantes. Los “viejos tiempos de los Escrucerias” no pueden camuflarse de cambio para lucir el mismo ropaje de un Nariño olvidado y condenado a la postración histórica.
Aquí puede revisar la entrevista.