Como ya es habitual entre los colombianos, la Casa de Poesía Silva realiza anualmente un concurso de poesía relacionado con diferentes temáticas: éste año el evento girará en torno al Amor.
El concurso está abierto para que los colombianos, a partir de la fecha envíen sus poemas. La convocatoria cierra el próximo 12 de septiembre. El jurado compuesto por los poetas Giovanni Quessep, Eduardo Gómez y Carmen Millán, dará a conocer los ganadores el 23 de octubre de 2014 a las 6:30 de la tarde en la Casa de Poesía Silva.
BASES
El tema del Concurso es un poema de amor. Podrán participar todos los colombianos mayores de edad. Se entregarán cinco (5) premios de dos millones de pesos ($2.000.000). Los concursantes deberán enviar un (1) poema inédito en español, suscrito con un seudónimo, mecanografiado o impreso a doble espacio y en tres (3) copias en sobre dirigido a la Casa de Poesía Silva, calle 12C # 3-41, Bogotá, Concurso El amor en la poesía. En sobre cerrado, rotulado con el seudónimo, se enviarán el nombre del concursante, número de cédula de ciudadanía, teléfono, dirección domiciliaria y, opcionalmente, electrónica. Los premios que no se hayan reclamado el 4 de noviembre de 2014, personalmente o por conducto de apoderado constituido ante notario, caducarán y serán adjudicados en su orden, a quienes el jurado distinga con mención. No se devolverán los trabajos.
POEMAS DE AMOR
Canción del amor sincero
Prometo no amarte eternamente,
ni serte fiel hasta la muerte,
ni caminar tomados de la mano,
ni colmarte de rosas,
ni besarte apasionadamente siempre.
Juro que habrá tristezas,
habrá problemas y discusiones
y miraré a otras mujeres
vos mirarás a otros hombres
juro que no eres mi todo
ni mi cielo, ni mi única razón de vivir,
aunque te extraño a veces.
Prometo no desearte siempre
a veces me cansaré de tu sexo
vos te cansarás del mío
y tu cabello en algunas ocasiones
se hará fastidioso en mi cara
Juro que habrá momentos
en que sentiremos un odio mutuo,
desearemos terminar todo y
quizás lo terminaremos,
mas te digo que nos amaremos
construiremos, compartiremos.
¿Ahora si podrás creerme que te amo?
Raúl Gómez Jattin (Colombia)
Del brazo tuyo he bajado por lo menos un millón de escaleras
Del brazo tuyo he bajado por lo menos un millón de escaleras
y ahora que no estás cada escalón es un vacío.
También así de breve fue nuestro largo viaje.
El mío aún continúa, mas ya no necesito
los trasbordos, los asientos reservados,
las trampas, los oprobios de quien cree
que lo que vemos es la realidad.
He bajado millones de escaleras dándote el brazo
y no porque cuatro ojos puedan ver más que dos.
Contigo las bajé porque sabía que de ambos
las únicas pupilas verdaderas, aunque muy empañadas
eran las tuyas.
(Eugenio Montale, Satura, Xenia II), Italia
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Este amoroso tormento
Este amoroso tormento
que en mi corazón se ve,
se que lo siento y no se
la causa porque lo siento
Siento una grave agonía
por lograr un devaneo,
que empieza como deseo
y para en melancolía.
y cuando con mas terneza
mi infeliz estado lloro
se que estoy triste e ignoro
la causa de mi tristeza. “
Siento un anhelo tirano
por la ocasión a que aspiro,
y cuando cerca la miro
yo misma aparto la mano.
Porque si acaso se ofrece,
después de tanto desvelo
la desazona el recelo
o el susto la desvanece.
Y si alguna vez sin susto
consigo tal posesión
(cualquiera) leve ocasión
me malogra todo el gusto.
Siento mal del mismo bien
con receloso temor
y me obliga el mismo amor
tal vez a mostrar desdén.
Sor Juana Inés de la Cruz -México
Te desnudas igual…
Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!
Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)
Jaime Sabines – México
El enamorado
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Jorge Luis Borges – Argentina
Si tú y yo, Teresa mía, nunca…
Si tú y yo, Teresa mía, nunca
nos hubiéramos visto,
nos hubiéramos muerto sin saberlo:
no habríamos vivido.
Tu sabes que morirse, vida mía,
pero tienes sentido
de que vives en mí, y viva aguardas
que a ti torne yo vivo.
Por el amor supimos de la muerte;
por el amor supimos
que se muere; sabemos que se vive
cuando llega el morirnos.
Vivir es solamente, vida mía,
saber que se ha vivido,
es morirse a sabiendas dando gracias
a Dios de haber nacido.
Miguel de Unamuno – España
Tú, que nunca serás
Sábado fue, y capricho el beso dado,
capricho de varón, audaz y fino,
mas fue dulce el capricho masculino
a este mi corazón, lobezno alado.
No es que crea, no creo, si inclinado
sobre mis manos te sentí divino,
y me embriagué. Comprendo que este vino
no es para mí, mas juega y rueda el dado.
Yo soy esa mujer que vive alerta,
tú el tremendo varón que se despierta
en un torrente que se ensancha en río,
y más se encrespa mientras corre y poda.
Ah, me resisto, más me tiene toda,
tú, que nunca serás del todo mío.
Alfonsina Storni – Argentina
Rima XLIV
Como en un libro abierto
leo de tus pupilas en el fondo.
¿A qué fingir el labio
risas que se desmienten con los ojos?
¡Llora! No te avergüences
de confesar que me quisiste un poco.
¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre… y también lloro.
Gustavo Adolfo Bécquer
Escrito para ti, en tu nombre
Pudiera ser que un día
retornaras al tiempo,
cubierta por las flores
que recogiste en el perdido sueño.
Pudiera ser también, Violeta,
siempre en el cántico nombrada,
que me dijeras de la blanca orilla
donde ahora es pasión y amor tu alma.
¿Me contarás en qué país nocturno
cantas para que el cielo se desvele,
o abra sus puertas al dolor del hada
que hila en tu corazón para la muerte?
Pudiera ser que recordaras
escrito para ti, en tu nombre,
aquel madrigal de la vida
que habla de un cuerpo entre las flores.
Giovanni Quessep – Colombia