Balbuceos sobre la lectura del «Croquis»

Por: Anderson Bernal

Sebastián Pinchao (Ipiales, 1991). Ha publicado el libro de cuentos «Errancias» (2018) y el ensamblaje experimental «Marea. Escri(a)turas, prótesis desastradas (pseudos-ensayos) y un mix de brebajes» (2021), bajo el sello de Fallidos Editores. Finalista del Concurso Cuentos Cortos para Esperas Largas, en el marco del Festival de Literatura de Pereira, 2020. Ha ocupado el tercer puesto en el Primer Concurso Nariñense de Microrrelato, organizado por «Alebrijes. Revista Nariñense de Minificción» (2020), compilado en el libro «Orfandad y otros microrrelatos», y el Primer Concurso de Poesía Ciudad de Ipiales (2021), compilación en «Desde la periferia» y su último libro «Croquis» (2023).

Preludio

Andrés Torres quien escribe el prólogo, se anuncia desde una ventana como filmador ubicado frente a la escena, precisa el nivel técnico que necesita para obturar al cuerpo de una Imago en picada —buscando ese instante que sugiere una combinación de espumosa agua que limpia el espesor sanguíneo (acto diseminándose)—. Surge aquí un canto, la pulsión ampliada de los coros acompañantes y la (re)-escritura que bebe las imágenes imaginadas en la lectura con cola (ampliaciones, modificaciones, traducciones icónicas o (des)-iconicidades). El prologuista observa la pecera, la falta de agua y escucha los pequeños espectros que parecen venir de la inmaterialidad (otra región aún más transparente). [*]

La fotografía resultante es un misterio, dado que, el revelador observó la irregularidad de un colibrí (formado en ondas) intentando polinizar una vocal seca del croquis.

I

«Amo tu esperanza negra cuando brota de tus manos la caricia». [1]

Niego la existencia de una palabra, porque todas las palabras representan la línea de defensa contra la existencia. Puede nublarse mi sentido cacofónico de las anteriores propuestas. ¿Qué más da? Sí la niebla baja más acá de su convención, sucede en la luz que perpetúa al signo de mi interior desplazado al de su consu(mí)dor.

Pensamiento difuso, signo sin triángulo sígnico, figura geométrica que carece de todo parámetro medible, expansión que traga o camufla lo micro-múltiple, afán de la posición del micrófono que coloqué con efecto de ecos para escuchar la respuesta de un cuerpo invisible chapaleando en el agua convertida en piedra.

 

II

«El telescopio James Web no vio lo que yo vi:

“Tu ojo sin vista que enceguece dioses y abandona muertos”» [2]

El roce de lo específico, el roce de lo que acaece en el Phatos junto con la necesidad de explicarnos la transición del (nos)otros, el concepto y el en sí (mc [3]). Preciso una máquina del tiempo para viajar a la región de aquel motivo singular que no existe en la tierra, pero sí en mi edad.

Muchas veces quiero responder a la expectativa sobre la escritura, diciendo:

«Es un vasto desierto con un cuenco de agua repleto en basura».

III.

«¿Qué o quién eres?» «¿qué desastre nos habita?» [4]

El aforismo es el protagonista, la brevedad y la contundencia hablan de lo que no se debe. Cada aforismo es un dado, un intento, acierto o roce; es concepto intentando sustituir por finitud espectral la cabeza de un ave. Cada movimiento anticipado es un cierre, es minimizar el vuelo de un colibrí que nos acecha.

Busco el eco de palabras que no me corresponden, que no espera el lector y que constituyen la danza de esa carta que deviene en el destino final (gotita que salpica).

No secarse

Canta la fe, porque la pompa que escogiste está en tu lápiz y no volverá al padre. Fe.

Bibliografía

[*] Mix conceptual entre la idea sobre el espacio delimitado de agua —que realiza Andrés Torres en el prólogo del libro— y, por otro lado, «la falta de agua» que hace alusión a los problemas de bajadas y subidas —su presencia permanente e insistente en otras formas— (podemos advertirlo en la página 18).

[1] Pinchao, Sebastián (2023). «Croquis». Ibid. Pág. 20.

[2] Pinchao, Sebastián (2023). Ibid. Pág. 29.

[3] Siglas de «Maestro de ceremonias».

[4] Pinchao, Sebastián (2023). Ibid. Pág. 47.

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